Introducción
A principios de noviembre decidimos tomarnos unas merecidas vacaciones y que han resultado ser el punto de partido de una cantidad enorme de cambios durante los próximos meses. En cualquier caso, para estos 9 días que pasamos en París quisimos ser menos selectivos y más dispersos, visitando lugares, barrios y calles poco concretos, con más andar y menos agenda. Dejarnos llevar y ver qué encontrábamos.
Donde nos hemos quedado
Estuvimos mirando hoteles, pero, por alguna razón, cualquier hotel de 2 o 3 estrellas tiene un precio ya casi prohibitivo, por lo que optamos por el clásico AirBnB. Decir que nos alojamos en el piso particular de Jean, un ingeniero de software que nos alquiló su casa entre el barrio de Bastille y Place de la Nation y donde nos encontramos como en casa en todo momento. Decir que fue el mejor AirBnB hasta la fecha se queda corto. Un piso con todo lo que necesitas, con mucho espacio para ser París y con una decoración bohemia. Lo importante estaba cubierto: un termo de agua caliente grande, ascensor, cama cómoda y poco ruido.
La localización era perfecta. En una calle con supermercados, sitios para comer y cenar, cafeterías, con varias paradas de metro cerca y con mucha vida local. Era un barrio barrio. Cuando eres un turista que busca huir de la mayoría de plazas turísticas y te encuentras en una de las ciudades con muchos monumentos en la lista de los más visitados del mundo es complicado escapar de esa escena, pero, en nuestro caso, pudimos huir un poco de todo ese bullicio.
Estaba cerca de Bastille andando y a un paseo del Marais, por lo que estaba muy bien situado para salir a tomar algo, a cenar o ir de vintages.
Masters 1000 de Paris
Podría decir que estas vacaciones las hemos planeado con meses de antelación, pero fue en una compra estúpida de unas entradas para el Masters 1000 de París donde empezamos a planearlo. Estábamos pensando en cogernos unos días en Noviembre y cuando fui tan estúpido de comprar dos entradas para la final del torneo ya vimos que no había vuelta atrás y casi que era ahora o nunca. Las finales estuvieron bien, para Kalte fue más peñazo que otra cosa, pero para mi fue super entretenido.
A Kalte se le hizo bola el tercer set del segundo partido pero por suerte no había más tenis ni hay más tenis en el horizonte. Fue una experiencia buena, se veía bien a pesar de tener las entradas más baratas y estar en el segundo anfiteatro. Estuvimos rodeados de Serbios y fans de Novak así que en muchos momentos del tercer set echamos de menos los tapones. Vimos ganar su primer Masters 1000 a Holger Rune y el final de partido (un juego de más de 10 min que se hizo eterno) fue muy emocionante.
En cualquier caso, las entradas nos costaron 50€ cada una, tuvimos acceso a las finales de dobles e individual, los precios de la comida y la bebida no eran excesivos y, en general, está bastante bien como primer acercamiento a un torneo de tenis profesional. La relación calidad/precio es mucho mejor que en Masters de Madrid por ejemplo. A tener en cuenta para otros años.
Catacumbas
Fue... interesante. El hecho de visitar un osario público a 20m por debajo del suelo nos llamaba la atención y era una de las pocas atracciones turísticas que nos programamos en toda la semana. No creo que la relación calidad/precio sea buena (bastante caro con la audio-guía) pero es impactante verte en un túnel de menos de 2m rodeado por un montón de calaveras, fémures y tibias decorando las salas.
La audio-guía es casi necesaria. No hay mucha información, y el hecho de no tener casi iluminación ni la posibilidad de sacar el flash hace que los carteles no se puedan leer y sin la audio-guía es complicado saber qué, cómo, cuando o porqué se llevó a cabo la tarea de crear un osario así de macabro. Recomendable, pero intentaría acudir cuando haya poca gente. La peñita haciéndose stories de Instagram y grabando TikToks con un montón de restos humanos fue la segunda cosa más macabra aquella mañana.
Versailles
Estuvimos horas, nos habríamos quedado más. Es increíblemente bonito y majestuoso. Te das cuenta de que Luis XVI y Maria Antonieta no tenían perdón. Teníamos el turno de las 11 y media y salimos del palacio a las 14 con aun mucho por ver. Salas y salas y salas... la visita con audioguía es: pesada. Queríamos historia y nos dieron historia del arte. Queríamos chamullo y nos explicaron el porqué de la decoración de cada sala. Aun así, la información era justa pero necesaria. No recomendable pero nos gustó.
Cuando salimos a ver los jardines y vimos un canal en el que se disputarán pruebas de piragüismo en los JJOO de Paris 2024, te das cuenta de que son canales anormalmente grandes para una casa de recreo. Y es que tuvimos que alquilar unas bicis para poder dar una vuelta completa a todo el complejo y aun así nos llevó más de una hora pedaleando dar una vuelta y volver a dejar la bici. Innecesariamente grande. Guillotina.
Gasté un carrete y medio en Versailles. No se merecía menos. Alquilar la bici es recomendable, no es demasiado caro (la opción más barata) y así te da tiempo a recorrerlo todo en un tiempo prudencial y puedes perderte por los caminos de detrás (rodeando los canales) y ver la otra cara del complejo. Seal of approval.
De vintages por Paris
Una de las cosas que más ilusión nos hacía. Estuve investigando y acabé seleccionando una docena de vintages para visitar durante la semana. Al final hubo 3 que sobresalieron.
Paseando por el sena
En una de esas cosas que nos pasan cuando visitamos París, nos encontramos con un rodaje en Île de France y no podíamos cruzar, así que lo que hicimos fue bajar al lecho del río y caminar durante un buen rato. Es bonito y por la tarde mientras se acerca de noche está todo muy bonito. Hace un poco de fresco así que hay que ir preparado. Hicimos fotos, nos comimos un sandwich y andamos bastante. Recomendable siempre. En Berlin hicimos lo mismo, debe ser costumbre por lo de vivir en Valencia con el antiguo cauce del río Turia.
Musee de L'Orangerie
Cuando llegamos al museo teníamos bastantes expectativas. Nos gustan mucho los impresionistas, y en L'Orangerie hay dos salas dedicadas a la serie de los nenúfares que hizo Monet: cuadros de 10m de largo por 2 de alto que en principio están pensados como un lugar para meditar y relajarse. Si no fuera porque claramente está saturado de gente hablando, haciéndose fotos y demás. Propuesta interesante, ejecución terrible.
El sótano, por otro lado, tiene una colección mucho más interesante. Desde Derain a Sezanne, una colección repleta de cuadros de autores impresionistas y post-impresionistas que realmente hacen que la visita al museo merezca la pena. Es la colección de Guillaume y Walter, marchantes de arte durante gran parte del siglo XX, y es una auténtica pasada.
Canal de Saint Martin
Una cosa que vimos en muchos TikToks y reels de parisinos fue el canal de Saint Martin, un canal en el que puedes acudir, hacer un picnic o comer algo en los restaurantes que lo bordean. Es una presa navegable que vale la pena visitar. Un par de fotos, comer algo en el borde y darte una vuelta por el barrio. Muy chulo, recomendable.
Comer / beber
Como estábamos cerca de Bastille, decidimos no salirnos demasiado de nuestro arrondissement y explorar lugares cercanos. El primer día nos acercamos a un bistró típico, Les Funambules que estaba bastante bueno. Muy petado de gente, sin casi sitio para estirar los brazos, pero con buenos precios y buenos platos. Nos gustó tanto que repetimos y me equivoqué al pedir los platos en francés las dos veces. Aun así no me arrepiento de lo que pedí en ambas ocasiones. Probado los tartar y la ensalada Funambule.
Como Kalte se lleva mal con el gluten (historia de una alergia) nos acercamos a Noglu una pastelería/cafetería que también hacen almuerzos un par de veces, a desayunar y a comer. La verdad que no es nada barato (lo habitual en cualquier cosa gluten-free) pero, no por la repostería en si, sino por los cafés. Nos dimos cuenta que el café con leche era más caro que las porciones de tarta o de bizcocho. El bizcocho con avellana si vais a desayunar y el menú del día son recomendables. La Quiche... tremendamente buena.
Cuando estábamos buscando sitios para tomar algo después de recorrernos el Marais buscanco vintages, nos acercamos a Bastille al Café Divan. Empezamos por un par de copas de vimo y acabamos cenando con dos raciones de patatas y un par te tablas variadas aprovechando la happy hour. Gente majísimo, vino bueno, buen ambiente, buenos precios... es que no sé qué más podemos pedir, la verdad.
El anfitrión del AirBnB nos dejó varias recomendaciones y mi francés volvió a hacer de las suyas. Nos acercamos en nuestro arrondisement (11é) a Trois Fois Plus de Piment (tres veces más picante) en el que encontrarás noodles chinos exquisitos y picantes. Demasiado para Kalte y en ocasiones para mi. Pedimos 2/5 de picante pero fue too much para unos noodles, al menos para nosotros. No es raro ver gente secándose el sudor o sonándose del picante. Lo recomiendo pero cuidado con cómo pedimos las cosas. Tienen locales por todo París así que seguro que hay alguno cerca.
Como las pastelerías en París abundan pero son complicadas de manejar (muy complicadas) y el café es carísimo, la única que nos llamó la atención (a parte de las cosas en los locales de Cédric Grolet) fue la Boulangerie du Musee, cerca del museo Rodin. Café ok (Nespresso professional) pero muy buenos croissants. Recomendable antes o después de visitar el museo o el Grand Palais.