Me voy a Heraklion, capital de Creta, Grecia. Primera vez que viajo solo, sin amigos, sin pareja, sin familia… voy a un hotel/resort/pueblo de esos que odio a jugar a tenis, ir a la playa, hacer excursiones, visitar ruinas minoicas, una cata de vinos y, obviamente, hacer fotos. Una semana para disfrutar del suave tiempo del fin de verano. Quizás cae algún baño (el tiempo va a acompañar) y quizás hasta hago algún amigo. Espero poder poder desconectar, no enterarme de nada de lo que pasa en el mundo y no tener que echar mano del Xanax que, por supuesto, me he traído por si acaso. Tengo ganas aunque sinceramente este viaje me provoca bastante ansiedad. No se que va a pasar, tengo un coche alquilado y no se casi nada de griego. Prácticamente nada. Se decir “si”, “buenas noches” y algo más. Debería haberle echado horas al Duolingo en lugar de no hacer nada durante estos últimos meses. En fin, ahora poco más se puede hacer. Intentaré descargarme un par de cheatsheets y poco más. Durante el vuelo, de unas 3 horas y media, me dedicaré a escuchar música, escribir y poco más. Seguramente también para organizar fotos y demás tareas atrasadas. Me llevo el Mac. He aprendido que es súper importante viajar con tu ordenador personal. Nunca sabes lo que puede pasar y en este caso yo quiero poder descargar las fotos que haga con la cámara digital y tener algo para ver películas o cualquier cosa. También me tocará arreglar movidas. En fin, tengo que embarcar.
Soy una persona compleja. Tengo tantas aficiones activas y abandonadas que no puedo enumerarlas. He probado a hacer de todo: ciclismo, fútbol sala, tocar la guitarra, edición de fotos, jugador de FIFA profesional, cinéfilo, crítico musical, foodie, juerguista a tiempo parcial… muchas aficiones.
Con el tiempo, muchas han quedado solo como un trial and error, como cuando intenté aprender a desarrollar juegos, o básicamente cualquier proyecto secundario. No creo que haya sido tiempo perdido: pruebo, no me termina, lo mando a la mierda y he aprendido algo nuevo. Podría entender que todo lo que pruebo y abandono es tiempo perdido, pero prefiero relativizar ese sentimiento y entender que, en lugar de perder el tiempo, lo he invertido en descubrirlo y determinar si es para mi o no. Así, con el tiempo, he descubierto aficiones que practico regularmente, de forma esporádica o de manera muy casual.
Tenis por ejemplo es algo que hago regularmente, al igual que CrossFit. Hacer deporte se mantiene bien alto en las cosas que me gusta hacer de manera muy recurrente, semanalmente, y que forman parte de mi rutina y mi manera de pasar el tiempo. Ver series, películas o videojuegos serían también aficiones regulares si tengo el setup adecuado.
Fotografía analógica, por ejemplo, es algo que colocaría en algo más esporádico pero regular. Llevar la cámara a cuestas e invertir tiempo en hacer fotos y editar es algo que disfruto pero no vivo para ello. Salir de fiesta, ir a clubs y demás también es algo que hago de manera esporádica pero cada cierto tiempo.
Finalmente, de manera muy casual estaría hiking, proyectos DIY y trastear con cacharros. Es algo que de vez en cuando me gusta hacer pero que ni siquiera me acuerdo que me gusta hacer. También hacer puzzles, pintar, escuchar vinilos, programar por afición, ir de compras…
Es en este último apartado donde se encuentran todas las aficiones olvidadas o probadas, que nos gustaron pero que no continuamos por falta de tiempo o porque simplemente no tenemos el tiempo después de los previos escalones. Si encontramos tiempo muerto podremos dedicarlo pero sino, iremos a una afición más establecida en nuestro menú de aficiones.
¿Es malo tener tantas aficiones en tiempo muerto o abandonadas parcial o totalmente? antes entendía que si: “ay dios, otra afición muerta en el cajón” pero con el tiempo no creo que esté mal probar de todo. Ojalá hubiera podido probar más deportes, más hobbies o más trabajos manuales para encontrar aquello que me llena ahora como la fotografía o el CrossFit, pero no pudo ser antes. Gracias a probar 30 cosas antes llegue a aquello que me llenaba tarde o temprano. A veces, abandonar aficiones no está mal, somos mucho más complejos de lo que creemos y la vida a menudo no se llena con solo una afición.
Justo cuando pasó lo peor de la pandemia, allá por septiembre 2021, me gasté 140€ en unas botas Salomon que compré para salir de excursión con Kalte, amigos y lo que sea, también para llevármelas de viaje y usarlas en festivales. Por supuesto, las usé lo antes posible, salimos de excursión a las pocas semanas y volvieron a quedar aparcadas para ser usadas una vez más a los pocos meses. Desde entonces quedaron aparcadas y con la mudanza mi prima nos prometió emociones fuertes en esta parte de europa, por lo que se ha estado trabajando el hiking de una manera más o menos intensa, quizás no todo lo que nuestro cuerpo y tiempo nos permite, pero si lo suficiente para usarlas una vez cada dos semanas.
En cualquier caso, he descubierto que el hiking no es solo bueno para amortizar la inversión en unas botas Salomon. Se hace deporte, se desconecta de la ciudad y se ven parajes espectaculares además de hacer unas fotos bastante locas. Para mi 30 cumpleaños, Kalte me ha regalado un curso para aprender a revelar en blanco y negro así que se viene turra fotográfica. En cualquier caso, estamos cerca del bosque (bosque bosque) y en 15-20 min en tren puedes plantarte en medio de la naturaleza, donde ponerte a andar casi sin pensarlo y hacerte unos 20-30km en un día.
Rodeado de naturaleza, lagos, ríos, campos de trigo, paisajes preciosos... es una buena experiencia. No tienes que estar todo el día por ahí, puedes simplemente acercarte a La Cambre, el parque que da inicio al bosque al sur de Bruselas, y ponerte a andar un par de horas hasta que te canses o encuentres un kiosko o una brasería donde tomarte una cerveza, un café o lo que te apetezca. Lo bueno de Bélgica es que está bien comunicada por tren, por lo que no tienes que tener un coche para salir de la ciudad como nos pasaba en Valencia. Allí el hiking es distinto: es más montañoso, está lejos de la ciudad y solo se puede hacer en otoño o invierno por el calor.
Bruselas está muy bien adaptada al hiking. Creo que hay chistes con lo que les gusta a los alemanes salir un día libre a hacer un hike de 22Km y lo entiendo. Es que creo que me estoy convirtiendo en centro-europeo porque se le coge gusto rápido. Como alguien que disfruta de la nada, de estar perdido (en ocasiones no saber donde se está en el mundo) y de la naturaleza sin que el calor veraniego te empape de un sudor pegajoso que no te deja respirar, está siendo una confirmación de lo que ya sabía: el hiking es lo mío y voy a amortizar las botas Solomon seguro.
Las notas graciosas de los hikes que hemos hecho: la geografía de Bélgica. Como salir de la ciudad convierte el paisaje en una interminable urbanización donde no hay casas de más de dos alturas, hay asesorías en chalés y gente con mucho, mucho dinero. Es increíble. También ver como aquí lo normal es vivir en pedanías o en lugares que solo había visto en las películas alemanas de la tarde de la 1. Debe ser algo de los centro-europeos. También que si te pierdes lo pagas: un hike de 22km fueron 30km. O que los días libres son días libres para todos. O que a veces hay que dar rodeos porque el viento ha tirado árboles en tu ruta. En fin: experiencias.
Últimamente mi yo amante de todo lo retro y antiguo está pegando fuerte, muy fuerte, demasiado y tengo que controlarme para dejar de comprar vinilos, reproductores de música antiguos. En cualquier caso, echo de menos mi iPod y no se si es porque cuando dejó de funcionar tenía cerca de 40GB de música y me gustaba el sonido de 'click' o simplemente, yo que sé, echo todo lo que le rodeaba: tener 20 años, que las resacas no durasen 3 días o no estar preocupado por si puedes aplazar la trimestral de hacienda.
También me he dado cuenta de que llevo un par de semanas haciendo updates semanales, y me va gustando el update semanal porque me ayuda a concentrar todo lo que he hecho en unos párrafos y no parece que sea una semana perdida. Esta pasada no lo ha sido y no esta que entra parece que vaya a serlo.
La semana pasada empezamos yendo a una charla de Ai Weiwei. También tuvimos la oportunidad de conocerle un poco mejor, algo así como un coloquio terriblemente dirigido (porque había 0 feeling entre el entrevistador y Ai Weiwei) pero fue interesante escuchar porqué se dedica a hacer documentales o porqué tiene 0 interés en enseñar su trabajo a la gente.
El documental que vimos: una movida. Iba sobre un campo de refugiados del pueblo Rohyngia y la verdad que fue jodido de ver, no porque fuera un contenido gráfico o demasiado dramático sino porque era un documental de 2h sin voz en off, sin subtítulos y sin casi banda sonora. Es complicado, más cercano a documentar de manera cruda y sencilla o al poema visual que un documental al uso. Se preguntaba porqué no lo aceptaban en festivales de documentales y bueno, es discutible el porqué, pero se explica fácilmente.
El mensaje o contenido del documental era también difícil, Ai Weiwei no quiere meterse en realizar juicios de valor, ni dar voz a los sin voz ni nada que no fuera mostrar la realidad del campo de refugiados aunque en ocasiones si que parecía hacer contraposiciones en, por ejemplo, cómo de asimilado está el dolor físico de un ser humano versus el dolor visceral de un animal para descolocar al espectador. Me imagino que diciendo "No te gusta que mueran vacas, pero llevas hora y pico viendo niños malviviendo y no has dicho nada". También creo que intenta desmontar de manera sutil la romantización que existe alrededor de la vida en el tercer mundo. Empezando con momentos muy entrañables y acabando con casi retratos de una vida al borde del sumidero. Triste y pesimista. A pesar de los momentos felices que pueda haber, sigue siendo un campo de refugiados.
Siguiendo con historias que no acaban bien, el sábado fuimos a un evento hosteado por VinoKilo Vintage, una empresa de retailing de segunda mano, ropa al kilo, vamos. A pesar de la lluvia y de tener que coger dos trams y andar un rato, acudimos antes del mediodía para probar. Yo buscaba unos pantalones, unos vaqueros, pero era imposible. No estoy acostumbrado y tener un cuerpo no heteronormativo hace que sea imposible encontrar una talla adecuada. Al final me llevé varias camisas a buen precio y un suéter bastante top y al final me llevé más de lo que debía. Me controlé, pero no lo suficiente. En cualquier caso, es todo monísimo.
Otra cosa que hicimos el sábado después de ir al evento de Vinokilo fue descansar mucho porque por la noche nos íbamos de fiesta por primera vez desde que estamos en Bruselas. Este fin de semana era el Listen Festival, un festival de música electrónica en el que en varios clubs y sitios de la ciudad traían a gente bastante guay. Estaba todo bastante agotado, pero encontramos entradas para ir a C12, un club en la zona de Bruxelles Midi y la verdad que bastante guapo. Fuimos muy pronto (poco después de que abrieran las puertas) y aguantamos unas 3h. No estamos acostumbrados, pero nos lo pasamos genial. Vimos a Catalina, Shlagga y no llegamos a Objekt, pero fue refrescante volver a salir de noche y volver a escuchar techno en directo. Para la próxima pillamos tapones. Ya estamos planeando cuando ir a Fuse.
Y este fin de semana, y muy de rebote, volvimos a desempolvar Disco Elysium. Después de dejarlo hace meses tras caerme del sofá de la risa, empezamos una nueva partida y lo estamos roleando más serios. Qué decir que en unos días le hemos hecho unas 12h. De momento solo llevamos 1 día, estamos en los primeros compases pero la atmósfera es espectacular, la historia es asfixiante, tétrica, esotérica y deprimente. Una revolución que no funciona, una amnesia que nos deja al borde del abismo y unos personajes bastante anárquicos. Mucho más de lo que me esperaba. Seguiremos roleando.
Y bueno, se vienen cositas: es posible que Javi y yo saquemos un podcast un día de estos, si dejamos de embarrar, y me ha llegado el último carrete revelado de Mori Film Lab y estoy llorando porque los sellos de luz de la Fujica están pasados y tendré que arreglarlos. Mañana firmo la constitución de Dunkelheit & Draper BV y lo comentaré por aquí. En cualquier caso, hemos sacado una newsletter de la que hablamos en nuestro Instagram.
A principios de noviembre decidimos tomarnos unas merecidas vacaciones y que han resultado ser el punto de partido de una cantidad enorme de cambios durante los próximos meses. En cualquier caso, para estos 9 días que pasamos en París quisimos ser menos selectivos y más dispersos, visitando lugares, barrios y calles poco concretos, con más andar y menos agenda. Dejarnos llevar y ver qué encontrábamos.
Donde nos hemos quedado
Estuvimos mirando hoteles, pero, por alguna razón, cualquier hotel de 2 o 3 estrellas tiene un precio ya casi prohibitivo, por lo que optamos por el clásico AirBnB. Decir que nos alojamos en el piso particular de Jean, un ingeniero de software que nos alquiló su casa entre el barrio de Bastille y Place de la Nation y donde nos encontramos como en casa en todo momento. Decir que fue el mejor AirBnB hasta la fecha se queda corto. Un piso con todo lo que necesitas, con mucho espacio para ser París y con una decoración bohemia. Lo importante estaba cubierto: un termo de agua caliente grande, ascensor, cama cómoda y poco ruido.
La localización era perfecta. En una calle con supermercados, sitios para comer y cenar, cafeterías, con varias paradas de metro cerca y con mucha vida local. Era un barrio barrio. Cuando eres un turista que busca huir de la mayoría de plazas turísticas y te encuentras en una de las ciudades con muchos monumentos en la lista de los más visitados del mundo es complicado escapar de esa escena, pero, en nuestro caso, pudimos huir un poco de todo ese bullicio.
Estaba cerca de Bastille andando y a un paseo del Marais, por lo que estaba muy bien situado para salir a tomar algo, a cenar o ir de vintages.
Masters 1000 de Paris
Podría decir que estas vacaciones las hemos planeado con meses de antelación, pero fue en una compra estúpida de unas entradas para el Masters 1000 de París donde empezamos a planearlo. Estábamos pensando en cogernos unos días en Noviembre y cuando fui tan estúpido de comprar dos entradas para la final del torneo ya vimos que no había vuelta atrás y casi que era ahora o nunca. Las finales estuvieron bien, para Kalte fue más peñazo que otra cosa, pero para mi fue super entretenido.
A Kalte se le hizo bola el tercer set del segundo partido pero por suerte no había más tenis ni hay más tenis en el horizonte. Fue una experiencia buena, se veía bien a pesar de tener las entradas más baratas y estar en el segundo anfiteatro. Estuvimos rodeados de Serbios y fans de Novak así que en muchos momentos del tercer set echamos de menos los tapones. Vimos ganar su primer Masters 1000 a Holger Rune y el final de partido (un juego de más de 10 min que se hizo eterno) fue muy emocionante.
En cualquier caso, las entradas nos costaron 50€ cada una, tuvimos acceso a las finales de dobles e individual, los precios de la comida y la bebida no eran excesivos y, en general, está bastante bien como primer acercamiento a un torneo de tenis profesional. La relación calidad/precio es mucho mejor que en Masters de Madrid por ejemplo. A tener en cuenta para otros años.
Catacumbas
Fue... interesante. El hecho de visitar un osario público a 20m por debajo del suelo nos llamaba la atención y era una de las pocas atracciones turísticas que nos programamos en toda la semana. No creo que la relación calidad/precio sea buena (bastante caro con la audio-guía) pero es impactante verte en un túnel de menos de 2m rodeado por un montón de calaveras, fémures y tibias decorando las salas.
La audio-guía es casi necesaria. No hay mucha información, y el hecho de no tener casi iluminación ni la posibilidad de sacar el flash hace que los carteles no se puedan leer y sin la audio-guía es complicado saber qué, cómo, cuando o porqué se llevó a cabo la tarea de crear un osario así de macabro. Recomendable, pero intentaría acudir cuando haya poca gente. La peñita haciéndose stories de Instagram y grabando TikToks con un montón de restos humanos fue la segunda cosa más macabra aquella mañana.
Versailles
Estuvimos horas, nos habríamos quedado más. Es increíblemente bonito y majestuoso. Te das cuenta de que Luis XVI y Maria Antonieta no tenían perdón. Teníamos el turno de las 11 y media y salimos del palacio a las 14 con aun mucho por ver. Salas y salas y salas... la visita con audioguía es: pesada. Queríamos historia y nos dieron historia del arte. Queríamos chamullo y nos explicaron el porqué de la decoración de cada sala. Aun así, la información era justa pero necesaria. No recomendable pero nos gustó.
Cuando salimos a ver los jardines y vimos un canal en el que se disputarán pruebas de piragüismo en los JJOO de Paris 2024, te das cuenta de que son canales anormalmente grandes para una casa de recreo. Y es que tuvimos que alquilar unas bicis para poder dar una vuelta completa a todo el complejo y aun así nos llevó más de una hora pedaleando dar una vuelta y volver a dejar la bici. Innecesariamente grande. Guillotina.
Gasté un carrete y medio en Versailles. No se merecía menos. Alquilar la bici es recomendable, no es demasiado caro (la opción más barata) y así te da tiempo a recorrerlo todo en un tiempo prudencial y puedes perderte por los caminos de detrás (rodeando los canales) y ver la otra cara del complejo. Seal of approval.
De vintages por Paris
Una de las cosas que más ilusión nos hacía. Estuve investigando y acabé seleccionando una docena de vintages para visitar durante la semana. Al final hubo 3 que sobresalieron.
Kilo shop Kawaii - Hay uno en el Marais y otro al lado del Canal de Saint Martin. Buenos precios pero muy buena calidad. El del Marais es un poco angosto, con la ropa de hombre en el sótano, y tiene menos cantidad, pero el de al lado del Canal de Saint Martin tiene muchísimas cosas y es más abierto y menos transitado. En uno me pillé unos pantalones de lana y en el otro un abrigo tremendo. 20€ y 50€. Hay artículos que no van por precio al kilo, estad atentos.
FREE'P'STAR - Muchas tiendas pequeñas, mucha cantidad de cosas, muy poco ordenado, pero hay auténticas gangas. Hay como 7 u 8 locales en la misma calle, espectacular.
Adöm - Seguramente el que mejor calidad de ropa tenía. Bien de precio, dos locales enfrente uno del otro. Muy recomendable también.
Paseando por el sena
El sena a su paso por París
En una de esas cosas que nos pasan cuando visitamos París, nos encontramos con un rodaje en Île de France y no podíamos cruzar, así que lo que hicimos fue bajar al lecho del río y caminar durante un buen rato. Es bonito y por la tarde mientras se acerca de noche está todo muy bonito. Hace un poco de fresco así que hay que ir preparado. Hicimos fotos, nos comimos un sandwich y andamos bastante. Recomendable siempre. En Berlin hicimos lo mismo, debe ser costumbre por lo de vivir en Valencia con el antiguo cauce del río Turia.
Musee de L'Orangerie
Los nenúfares
Cuando llegamos al museo teníamos bastantes expectativas. Nos gustan mucho los impresionistas, y en L'Orangerie hay dos salas dedicadas a la serie de los nenúfares que hizo Monet: cuadros de 10m de largo por 2 de alto que en principio están pensados como un lugar para meditar y relajarse. Si no fuera porque claramente está saturado de gente hablando, haciéndose fotos y demás. Propuesta interesante, ejecución terrible.
El sótano, por otro lado, tiene una colección mucho más interesante. Desde Derain a Sezanne, una colección repleta de cuadros de autores impresionistas y post-impresionistas que realmente hacen que la visita al museo merezca la pena. Es la colección de Guillaume y Walter, marchantes de arte durante gran parte del siglo XX, y es una auténtica pasada.
Canal de Saint Martin
El canal de Saint Martin
Una cosa que vimos en muchos TikToks y reels de parisinos fue el canal de Saint Martin, un canal en el que puedes acudir, hacer un picnic o comer algo en los restaurantes que lo bordean. Es una presa navegable que vale la pena visitar. Un par de fotos, comer algo en el borde y darte una vuelta por el barrio. Muy chulo, recomendable.
Comer / beber
¿Una sena de picgoteo?
Como estábamos cerca de Bastille, decidimos no salirnos demasiado de nuestro arrondissement y explorar lugares cercanos. El primer día nos acercamos a un bistró típico, Les Funambules que estaba bastante bueno. Muy petado de gente, sin casi sitio para estirar los brazos, pero con buenos precios y buenos platos. Nos gustó tanto que repetimos y me equivoqué al pedir los platos en francés las dos veces. Aun así no me arrepiento de lo que pedí en ambas ocasiones. Probado los tartar y la ensalada Funambule.
Como Kalte se lleva mal con el gluten (historia de una alergia) nos acercamos a Noglu una pastelería/cafetería que también hacen almuerzos un par de veces, a desayunar y a comer. La verdad que no es nada barato (lo habitual en cualquier cosa gluten-free) pero, no por la repostería en si, sino por los cafés. Nos dimos cuenta que el café con leche era más caro que las porciones de tarta o de bizcocho. El bizcocho con avellana si vais a desayunar y el menú del día son recomendables. La Quiche... tremendamente buena.
Bizcocho de avellanas y banana bread... espectaculares los dos.
Cuando estábamos buscando sitios para tomar algo después de recorrernos el Marais buscanco vintages, nos acercamos a Bastille al Café Divan. Empezamos por un par de copas de vimo y acabamos cenando con dos raciones de patatas y un par te tablas variadas aprovechando la happy hour. Gente majísimo, vino bueno, buen ambiente, buenos precios... es que no sé qué más podemos pedir, la verdad.
El anfitrión del AirBnB nos dejó varias recomendaciones y mi francés volvió a hacer de las suyas. Nos acercamos en nuestro arrondisement (11é) a Trois Fois Plus de Piment (tres veces más picante) en el que encontrarás noodles chinos exquisitos y picantes. Demasiado para Kalte y en ocasiones para mi. Pedimos 2/5 de picante pero fue too much para unos noodles, al menos para nosotros. No es raro ver gente secándose el sudor o sonándose del picante. Lo recomiendo pero cuidado con cómo pedimos las cosas. Tienen locales por todo París así que seguro que hay alguno cerca.
Como las pastelerías en París abundan pero son complicadas de manejar (muy complicadas) y el café es carísimo, la única que nos llamó la atención (a parte de las cosas en los locales de Cédric Grolet) fue la Boulangerie du Musee, cerca del museo Rodin. Café ok (Nespresso professional) pero muy buenos croissants. Recomendable antes o después de visitar el museo o el Grand Palais.