Llevo cerca de 7 años trabajando como ingeniero de software. He tocado tecnologías, frameworks, lenguajes, bases de datos, sistemas operativos... Me he enfrentado junto a profesionales increíbles a retos y problemas que parecían no tener solución en el momento 0, cuando lo encontrábamos de frente. En una ocasión me quedé 17 horas despierto migrando un entorno on-premises a Azure y en otra ocasión mandé 10.000 emails erróneos de prueba a clientes en producción. Been there done that.
Cuando echo la vista atrás, recuerdo vagamente todos esos detalles. Creo que son anécdotas de algo más grande y que de verdad considero debería documentarse seriamente en cualquier empresa, proyecto o ámbito: soluciones. Como quién se hace chuletas para aprobar un examen, documentar soluciones a problemas que encontramos puede ser la mejor forma de documentar nuestra carrera.
Las tecnologías vienen y van, los frameworks nacen, se popularizan, se usan y se olvidan, tu rol hoy es X mañana es Y. Las soluciones se desarrollan, se entienden, se aplican y perduran.
Durante los últimos 5 años he ido escribiendo y documentando gran cantidad de lo que he ido haciendo en diferentes empresas: problemas, su análisis, posibles soluciones, arquitecturas, roles, tecnologías... He ido apuntando desde lo que iba a decir en una daily hasta un diagrama a una arquitectura hecha con rectángulos y triángulos. Un diario de todo lo aprendido como ingeniero.
Con el tiempo empiezas a apreciar los problemas, su análisis, el pensamiento lateral, la documentación, el logging... Aprecias esas herramientas intercambiables, independientes y universales en el desarrollo de software que hace que trabajar en esto no sea una put locura infumable apta únicamente para tarados mentales residentes en un sanatorio de Dakota del Norte. Permiten tener algo de control en el caos que es el software.
En cualquier caso, esas libretas que rellenes con todo lo que vas aprendiendo son tu historia como profesional. Son la historia de cómo has llegado hasta aquí, las soluciones que has aplicado a los problemas que te has encontrado, independientemente de las herramientas que uses para solucionarlas. Son tus soluciones.
También hay que decir que nadie repasa sopas de letras hechas hace años, pero la forma en la que las abordas perdura en el tiempo, y sus enseñanzas pueden valer la pena en un futuro para ti o para alguien más. Los problemas en software son finitos mientras las necesidades y posibilidades lo sean. Muchos son repetitivos, y a lo largo de los años vas encontrándote con los mismos una y otra vez. En ocasiones podrás usar las mismas soluciones, en ocasiones habrás de actualizarlas y en ocasiones tendrás que aplicar tierra quemada y pensar en algo nuevo. Pero documéntalas. Pon énfasis en aceptarlas, abrazarlas y almacenarlas para el futuro.
Deja constancia de tu ingenio. Dale algo de base a tu yo futuro o a cualquiera que te rodee. Quién sabe cuando repasarás sopas de letras resueltas en Matrix.