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La Oreja de Van Gogh como refugio
3 de marzo de 2022

La Oreja de Van Gogh como refugio

Hablo de caballos y cuadra y se esperan un club de campo no un secarral

La verdad que llevo varias semanas escuchando mucho La Oreja de Van Gogh. Creo que el 20 de Enero vi un par de memes en Twitter y me lancé a escuchar una lista que tengo para estos momentos. Aunque no lo hago por el meme. Soy muy fan de LODVG, de la vieja, la de Amaia, la que acabó con Guapa (y Más Guapa, que siempre cae en el olvido) y tiene seguramente dos de los mejores discos del pop que han salido de Españita siempre.

Mis razones para escuchar La Oreja son simples. Me recuerda a los veranos que pasé en mi campo antes de que la vida se pusiera en modo adulto, me fuese a Valencia y mi padre muriese. Los veranos eran larguísimos, los pasábamos en el campo y durante esos 3 meses mi hermana y yo estábamos solos muchos días. Mientras mis padres trabajaban, nosotros arreglábamos la casa, hacíamos la comida y cuidábamos a los animales. Era en esos días de hacer recados que nos poníamos, en un viejo walkman conectado a un aun más viejo equipo de música, CDs sin parar. Desde Mecano - Ana Jose Nacho a Carácter Latino 2001. También Joaquín Sabina, Ella Baila Sola, Estopa o, por supuesto, La Oreja de Van Gogh.

Creo que en un momento en el que los picos de ansiedad están alcanzando tremendas cotas, es importante tener un refugio mental en el que meterse, encerrarse y descansar de todo. Supongo que habrá gente que se ponga sonidos de lluvia(a ratos a mi me funciona también) o una serie en bucle (culpable también). A mi me funciona ponerme esta música. Me ayuda a recordar que la vida no tiene que ser estresante, complicada, llena de obligaciones y muchas veces viviendo en tercera persona.

Puede que sea un medidor de ansiedad, estrés e incertidumbre, en cualquier caso, estas últimas semanas me encierro en mi refugio mucho y no es que esté la vida para no hacerlo. Guerras, crisis económica, cambio climático, el fascismo ascendente... y nosotros seguimos trabajando de 9 a 5, arreglando bugs y desarrollando features. Mientras el mundo se tambalea yo actualizo un ticket en Jira y le pido a mi PM donde pongo la prioridad. Luego juego a tenis, vamos al cine y cenamos con los amigos.

La vida fuera del refugio no tiene sentido. Aquí dentro tampoco, pero se está más a gusto.

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Last.fm una vez más
17 de diciembre de 2021

Last.fm una vez más

Soy fan de los recuerdos. Soy fan de Spotify Wrapped, de los recuerdos diarios de Facebook o del resumen del año de Reddit. Supongo que es porque soy Tauro, o porque tengo problemas para dar cierres a capítulos de mi vida, pero la melancolía y la nostalgia forman parte de mi día a día y de muchas noches en las que me pongo a ver fotos de 2011.

Realmente, wrapped de Spotify es el que más me gusta. Mostrarte año por año lo que escuchas es increíble, pero siempre siento que si pudiese acceder a esos datos en vivo y moverme por diferentes épocas y momentos sería increíblemente feliz (no para mis psicóloga, claro) repasando mi vida en forma de historial de escuchas.

A este sentimiento de buscar regodearse en las mierdas de recuerdos que tenemos (mierdas en comparación con la realidad pandémica que nos toca vivir) se le une que un servidor fue propietario de un iPod classic de 80GB y aun guardo un Shuffle y un Nano (que sustituyó a ese Classic, RIP) y, como todo buen propietario de iPod de la década de los '00s, tengo cuenta de Last.fm.

Para mi, Last.fm fue la primera plataforma social a la que me uní. Ni Facebook, ni Tuenti, ni Twitter: Last.fm. Mediante un plugin te dejaban registrar lo que habías escuchado en el iPod desde la última sincronización y la plataforma registraba ese historial, te daba recomendaciones, te sugería conciertos e incluso te informaba de la idoneidad musical con otros usuarios.

La vista de mi perfil en Last.fm con el horrible nickname que tenía hace más de 10 años

En retrospectiva, creo que se adelantó a su tiempo, y que probablemente perdió popularidad por el auge de los móviles y servicios de streaming y la dificultad para registrar esos scrobbles (el término que se usa en Last.fm para definir una escucha a una canción) en la web de Last.Fm. Recuerdo que en Spotify tenías que iniciar sesión cada vez que instalabas la app en un dispositivo nuevo, lo que hacía que cambiando de móvil o reinstalando la app perdieras esa integración: un peñazo.

Ahora mismo llevo solo este mes de diciembre usándolo, pero ya voy perfilando mis gustos musicales más allá de lo que escuchaba en 2008 o 2016 (las épocas que más scrobbles he hecho). Esta es la parte que más me gusta de Last.fm. Poder recorrer en un momento lo que escuchabas hace 10 años es una delicia a los horrores. La cantidad de Juanes o M-Clan que el joven Carlos escuchaba hace 10 años contrastan con la caña que le doy a King Gizzard, El Coleta o Moderat de la actualidad.

Puede que sea pasajero (aunque la integración promete ser duradera, siendo una integración desde Last.fm a Spotify y no al contrario) pero esperemos si a mitad de 2022 ha seguido registrando todo lo que hago y qué tipo de música o cuanta música escucho.

Es probable que sea una tontería pero ahondando en el tema, creo que los millennial somos nostálgicos por definición. No entraré en un debate sociológico porque soy ingeniero informático, pero hablaba con Javi, un amigo, y es verdad que el tono del podcast en el que participamos, 2de7, y casi cualquier podcast conducido por millennials, es nostálgico y melancólico. Añoramos el pasado, la simplicidad, el tiempo sencillo, feliz y tranquilo. Estamos inmersos en una adultez difícilmente tolerable la mayoría del tiempo, tenemos una epidemia de ansiedad y depresión que está devastando a las personas nacidas entre 1985 y 1996, con gente que sigue en trabajos increíblemente precarios más allá de los 35 y sin ningún tipo de protección más allá de la casa de sus padres.

Creo que toda la inversión que se hace en memorabilia o tecnológica de recuerdos es porque somos increíblemente dados a recordar, repasar y añorar tiempos "mejores" en los que no todo era abrumador, en los que puede que tuviésemos esperanza y optimismo desmedido sobre la vida, algo que hoy en día está socavado bajo toneladas de precariedad, deficiencias en salud mental y un paternalismo extremo por parte de otras generaciones.

Siri, pon "Lo que te conté mientras te hacías la dormida" de La Oreja de Van Gogh.

PD: No te deprimas, anímate.

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