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Heraklion
21 de septiembre de 2024

Heraklion

Me voy a Heraklion, capital de Creta, Grecia. Primera vez que viajo solo, sin amigos, sin pareja, sin familia… voy a un hotel/resort/pueblo de esos que odio a jugar a tenis, ir a la playa, hacer excursiones, visitar ruinas minoicas, una cata de vinos y, obviamente, hacer fotos. Una semana para disfrutar del suave tiempo del fin de verano. Quizás cae algún baño (el tiempo va a acompañar) y quizás hasta hago algún amigo. Espero poder poder desconectar, no enterarme de nada de lo que pasa en el mundo y no tener que echar mano del Xanax que, por supuesto, me he traído por si acaso. Tengo ganas aunque sinceramente este viaje me provoca bastante ansiedad. No se que va a pasar, tengo un coche alquilado y no se casi nada de griego. Prácticamente nada. Se decir “si”, “buenas noches” y algo más. Debería haberle echado horas al Duolingo en lugar de no hacer nada durante estos últimos meses. En fin, ahora poco más se puede hacer. Intentaré descargarme un par de cheatsheets y poco más. Durante el vuelo, de unas 3 horas y media, me dedicaré a escuchar música, escribir y poco más. Seguramente también para organizar fotos y demás tareas atrasadas. Me llevo el Mac. He aprendido que es súper importante viajar con tu ordenador personal. Nunca sabes lo que puede pasar y en este caso yo quiero poder descargar las fotos que haga con la cámara digital y tener algo para ver películas o cualquier cosa. También me tocará arreglar movidas. En fin, tengo que embarcar.

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El automático
16 de septiembre de 2024

El automático

Ha saltado el automático, no tenemos luz, y estamos pasando la noche a la luz de las velas. Debería estar haciendo research sobre Creta, me voy este sábado y aun no se muy bien qué hacer, pero de momento me he pasado una hora enseñándole música en Castellano a Liv. Antes, he preparado una sopa de un libro de cocina mediterránea vegetariana que ha salido ultra deliciosa y luego hemos paseado a Jack a la luz de la luna. La luna estaba llena, o sino casi llena, un resplandor blanco imparable iluminaba el cielo, y casi era una premonición de lo que nos venía encima esta noche. Tampoco lo estamos pasando tan mal. Tenemos velas, batería suficiente por suerte y aun tenemos imaginación. Mañana veremos. Por WhatsApp Pablo me comenta que están intentando arreglarlo sin éxito.

Hoy ha sido un buen día. Por primera vez en una seman no he tenido ningún ataque de ansiedad, aunque mis sentidos siguen al 100%. Ahora mismo, estaba lavándome los dientes y he tenido un poco de vértigo. Pensaba que si alguna vez lo tenía sería como los que tiene Lucille 2 en Arrested Development, pero lo que hacen es provocarme una crisis de ansiedad porque pienso que me está dando un ataque al corazón. Menuda mierda de ansiedad. Por lo menos el viernes me voy a Creta y puedo olvidarme del curro unos días. El otro día tuve update de por donde andan mis compañeros de la universidad. Muchos con hijos. Yo venía de coger mi prescripción de Xanax de la farmacia. Lo que son las cosas.

Mañana hago Crossfit y voy a la oficina. Me llevaré el Xanax por si tengo un ataque de ansiedad. Este puto proyecto va a matarme. ¿Debería hacer hikes en Creta si ya voy a jugar a tenis? Yo diría que si. También tengo un lío con los vinilos y digitalizarlos. Aunque es mucho más satisfactorio. En fin, es tarde. Solo quería escribir un poco porque ha saltado el automático y yo creo que nos hemos cargado la conexión eléctrica. Cada vez más díficil que renovemos en la casa. Ojalá Liv consiga trabajo y nos podamos mudar. Aunque de momento, que vuelva la luz y funcione el automático.

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Fiesta latina y tormenta tropical
8 de septiembre de 2024

Fiesta latina y tormenta tropical

Fuimos a Fiesta Latina. Bebimos mojitos, piña coladas y bailamos. No conseguimos una de esas piñas coladas servidas en una piña entera porque se agotaron las probablemente miles que compraron. El mojito que probamos estaba bien bueno y la piña colada servida en vaso normal también. Varias carpas, baños escasos y mucha gente hablando español de fondo. Cuando escuchas hispanos por un momento te sientes como en casa y es difícil cambiar a hablar francés o inglés de nuevo.

Estuvimos un rato buscando a nuestros amigos, la cobertura era nula y difícil ubicarse entre tanta gente. Decidimos bailar y dejar que el tiempo pasara. Nos reencontramos con amigos, casi como si el baile nos hubiera puesto en el sitio correcto en el momento correcto, y nos fuimos a un concierto de salsa. El grupo comenzó a tocar y la gente, hechizada por el ritmo de la salsa cubana, comenzó a bailar. Al poco tiempo, empezó a llover, tímidamente al principio, de manera descarada cuando llevábamos unas 10 canciones. Pero todo daba igual: la música era tan buena que los músicos no podían parar, la gente no dejaba de bailar y un espíritu de "Que le jodan a todo, esta salsa me la bailo yo" se apoderó de todos.

Como una especie de locura transitoria, hasta que los músicos no dijeron basta definitivamente y pararon de tocar, la gente no se dispersó. Por un momento, parecía que todos querían estar ahí pasara lo que pasara. Eran ya cerca de las 22 o 23 así que ya no quedaba mucha fiesta latina más que disfrutar. Nosotros, bajo un paraguas, conseguimos refugiarnos de la lluvia como buenamente pudimos y aun así acabamos completamente empapados.

A lo lejos, en la carpa de reggaeton y hiphop, la gente intentaba resguardarse de los litros y litros de agua que estaban cayendo. Nosotros, en la distancia y con el concierto de salsa ya terminado, emprendimos camino a casa mientras las piñas, ahora ya inertes y sin dueño, eran arrastradas por un río de agua y lodo por todo el festival.

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Olor a CD nuevo
4 de septiembre de 2024

Olor a CD nuevo

Hace un par de meses, en pleno mes de Julio, decidí desempolvar mi iPod Nano y traérmelo a Bruselas. Durante los primeros días estuve usándolo y llenándolo de algo de música y ahora ya no uso otra cosa. Así es como volví a probar la experiencia iPod que me había acompañado desde instituto hasta casi terminar la carrera.

Entonces, contaba con un iPod classic de 80GB que dejó de funcionar y sustituí por un iPod nano de 4a generación comprado de segunda mano. En aquella época, descubrir música era mucho más rudimentario, debías buscar por amigos, revistas de música, blogs, listas de lo mejor del año o festivales… era otra cosa. Desde que tuve un móvil y Spotify Premium no había vuelto a descargar música o Rippear cds para llevar en un reproductor mp3, hasta hace unas semanas.

La experiencia del iPod nano me gustó, pero su batería me complicó mucho la existencia cuando no estaba en casa. Por ello decidí que había llegado el momento de comprar un iPod classic de nuevo. Estoy harto de los servicios de suscripción, estar en el Fediverso me ha hecho replantearme como consumo cultura pero quiero seguir haciéndolo legal. Así que tras varias semanas oteando eBay encontré un buen precio por un buen iPod classic 5.5 y lo compré. También, para hacerme la vida más fácil, me envíe todos mis antiguos CDs desde España (y compré alguno más por eBay) y una unidad óptica externa para mi Mac para rippearlos. Así, he dejado a un lado mi iPhone y mi suscripción de Spotify y he vuelto a 2008.

No me arrepiento. He descubierto que los álbumes están para escucharlos y que llevaba mucho tiempo encerrado en las típicas playlists que usaba casi cada día. He redescubierto lo divertido que es ir a comprar cds de segunda mano y con ello la ilusión de traerlos a casa y querer escucharlos cuanto antes. De momento también me sirve de excusa para rippear la inventa cantidad de vinilos que tengo sin tocar desde hace casi dos años y cuya colección no ha dejado de crecer (esperando estoy un envío de vinilos de TheXX y Jamie XX).

En general, estaba harto de Spotify, por sus políticas de precios, su pago a artistas o su uso de IA para generar podcasts. Y lo que he ganado es independencia cultural (pase lo que pase los CDs son míos) y además satisfacción por estar consumiendo cultura de manera legal. Además de lo satisfactorio que es escuchar un CD que acabas de comprar.

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2022: Gamificación en año nuevo
2 de enero de 2022

2022: Gamificación en año nuevo

Una tarde de septiembre en el CCCC

Llevo casi 3 años con un Apple Watch. Además de mirar la hora, recibir notificaciones y responder accidentalmente alguna llamada, el Apple Watch me ha llevado a gamificar el ejercicio que hago. Antes iba a entrenar, entrenaba y volvía. Ahora necesito información, datos, calorías, tiempo, performance y, por supuesto, premios, medallas o rachas.

El seguimiento me proporciona un calendario en el que puedo ver cuándo he sido bueno y cuándo he sido malo. Los días que fui a tenis y las tardes que me escaqueé para tomar un Biter Kas con los amigos. El Apple Watch sabe el momento en el que me lanzo a jugar un partido de tenis o entreno a alta intensidad. También sabe la hora a la que me levanto, la hora a la que me acuesto y probablemente la fecha en la que sufriré un infarto de miocardio. No es una crítica: me encanta.

He conseguido saber que hay meses buenos y meses malos, meses en los que estoy más predispuesto a hacer deporte y meses en los que decido vivir la vida e irme de vacaciones. También he aprendido a cargar regularmente mi Apple Watch para continuar con las estadísticas. En el Apple Watch, estableces metas de calorías, minutos de entrenamiento al día u horas de pie. Estableces tus metas personales.

La gamificación personal me ha ayudado a establecerme metas e intentar hacer más ejercicio o ser más constante con los entrenamientos de tenis, sin embargo, necesito más. Hacer ejercicio no es suficiente. Seguir una dieta, leer, caminar, escribir... Es año nuevo, no nos vamos a engañar. La pandemia empieza a dar señales de agotamiento. Es hora de establecer metas para el nuevo año e intentar cumplirlas más allá de entrenamientos, calorías y horas de pie.

Seguir la dieta un 80% del tiempo

Seguramente el más difícil de todos los propósitos. La vida está llena de días especiales, de celebraciones, de bajonas, de días malos, horribles, patéticos, lluviosos, azules... es un campo de minas para cualquier dieta. Este año es el primero que empiezo con una dieta en la que no solo trato de adelgazar sino de saber qué demonios me pasa en el intestino. Retortijones, dolores, gases... vivir con una celíaca me (y nos) ha enseñado que hay cosas que no deberían normalizarse. No te pueden sentar mal unas lentejas y hacer como si fuera lo más normal del mundo. Hoy he comido cebolla y me duele. Estamos terminando las pascuas y llevo días con dolor. No es normal. Médico y dietista lo confirman: 2022 viene con mucha dieta.

Leer 1 libro al mes

Leo poco (nada) y tengo una pila pendiente de libros enorme. Ensayos, ciencia ficción, novela gráfica, comic... interminable, de verdad. De momento me estoy haciendo un calendario y quiero leer un libro al menos al mes (o 2 integrales de cómic / novela gráfica) e incluso ir documentándolo aquí como si de un club de lectura personal se tratara. También estoy comprando más revistas que nunca, de las buenas, independientes, bonitas e interesantes. Gracias News & Coffee, me habéis creado una necesidad nueva. De momento Enero empieza con los dos primeros tomos de la reedición de Akira, preciosa edición que tengo pendiente más de un año. De verdad que me avergüenza escribir esto, pero es que también tengo El problema de los tres cuerpos, Homo deus o Utopia for realists. Se viene 2022 con mucha lectura.

Aprender a revelar en blanco y negro

En esta creo que Kalte podría echarme una mano, aunque también Basel. Su canal sobre fotografía analógica me dan ganas de comprar algo más que carretes para las Polaroid, y aunque me encanta Carmencita Film Lab creo que estoy dispuesto a aprender el viejo y sacrificado oficio de, no solo hacer fotos, sino revelarlas y ver si no te has cargado el carrete en un desesperado intento de buscar otro hobby más para llenar ese vacío existencial que el capitalismo crea en nosotros tras trabajar 8 horas al día y no saber qué hacer con nuestras vidas. En realidad la fotografía analógica se remonta a 2014 (tiempos de Flickr), cuando compré en eBay una cámara Yashica réflex analógica y empecé a tirar carretes y dejar de comer para pagar los revelados que hicieron que dejase la fotografía. Salidas a hacer fotos aisladas y otros conatos de vuelta durante estos años han mantenido viva la llama de la fotografía, así que aprender a revelar es quitarme el factor económico de encima y darle una nueva vida a las 6 o 7 cámaras analógicas que tengo.

Otra tarde de tenis sin tenis

Cuatro cursos programación

O lo que sea. El COVID destrozó por completo mis ganas y posibilidades de terminar un master por lo que ahora simplemente quiero mantenerme en la rueda del aprendizaje a base de cursos. Este año me propongo terminar uno cada 3 meses. Tampoco le pido mucho a lo del aprendizaje continuo, solo estar actualizado o aprender cosas nuevas en el poco tiempo libre que tengo. Igual que la lista de libros, tengo mil cursos en Udemy esperando. No costaron mucho pero estaría bien darles un uso.

Lanzar 3 proyectos (sin fliparnos)

Tengo tres proyectos en fase de planificiación / definición y quiero lanzarlos a lo largo de 2022. Uno de ellos está a medias y es una web, otro es un side project pequeñito y el otro podría ser una startup con algo de gancho. La sombra de lo que Dunkelheit & Draper aspiraba a ser al principio de 2020 es larga, pero poco a poco vamos encontrando oportunidades y nuevas historias que contar bajo su marca. Funcionen o no, se usen o no, es una forma de aprender y perder tiempo y dinero muy honorable. Hay gente que se lanza al crossfit, yo a estas mierdas.

Ver 30 películas

Y no necesariamente en el cine. 2021 estuvo muy muy ausente de películas en mi vida. Necesito darle caña a las listas en Netflix, HBO, Prime y Disney +, y para empezar tenemos Mujercitas (2019) a mitad y me he dejado Matrix Resurrections para 2022. Empezamos fuerte y son solo 30. Números de rookie, pero es que no hay tiempo.

Escribir todas las semanas

Uno no decide hacer un artículo con una lista aleatoria que se le va ocurriendo sobre la marcha un domingo por la tarde así como así. Quiero volver a escribir, quiero retomar el blogging y de hecho la decisión de que esta web sea un WordPress es un 80% poder tener un blog sencillo en el que vomitar lo que me de la gana. Quiero escribir un artículo todas las semanas de lo que sea, y el hecho de ver películas y leer libros en principio debería facilitar las cosas. Debería. Obviamente tienen que tener una longitud de unas 450 palabras y tener algo de contenido, de chicha, de movidas. Tiene que ser una hamburguesa especial como la que nos acabamos de comer en Angus (la mía de carne de potro 🐴) así que tampoco vale escribir por escribir. Este post, por ejemplo, tiene contenido, tiene intención, desvarío, desarrollo y conclusión, que viene ahora. Esta es la clase de post que quiero escribir. El post de GQ de tercera regional.

Propósitos medibles. Era mi principal intención con los míos. Normalmente, otros años, iría con propósitos más generales o totalmente fuera de alcance. Este año no me he dejado llevar y he ido a por unos más o menos "asequibles" y otros más complicados pero medibles. He intentado poner siempre un número para determinar si lo he cumplido o no, y además del Apple Watch para medir entrenamiento, he instalado una app para medir el progreso de los diarios, cómo seguir la dieta o leer. A final de año haré un recap para ver cómo ha ido y, por lo menos, tendrá que ser dentro de 51 artículos, cuando hayamos escrito todo el año y 2023 esté a la vuelta de la esquina.

Poco más que escribir, like y suscríbanse.

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Last.fm una vez más
17 de diciembre de 2021

Last.fm una vez más

Soy fan de los recuerdos. Soy fan de Spotify Wrapped, de los recuerdos diarios de Facebook o del resumen del año de Reddit. Supongo que es porque soy Tauro, o porque tengo problemas para dar cierres a capítulos de mi vida, pero la melancolía y la nostalgia forman parte de mi día a día y de muchas noches en las que me pongo a ver fotos de 2011.

Realmente, wrapped de Spotify es el que más me gusta. Mostrarte año por año lo que escuchas es increíble, pero siempre siento que si pudiese acceder a esos datos en vivo y moverme por diferentes épocas y momentos sería increíblemente feliz (no para mis psicóloga, claro) repasando mi vida en forma de historial de escuchas.

A este sentimiento de buscar regodearse en las mierdas de recuerdos que tenemos (mierdas en comparación con la realidad pandémica que nos toca vivir) se le une que un servidor fue propietario de un iPod classic de 80GB y aun guardo un Shuffle y un Nano (que sustituyó a ese Classic, RIP) y, como todo buen propietario de iPod de la década de los '00s, tengo cuenta de Last.fm.

Para mi, Last.fm fue la primera plataforma social a la que me uní. Ni Facebook, ni Tuenti, ni Twitter: Last.fm. Mediante un plugin te dejaban registrar lo que habías escuchado en el iPod desde la última sincronización y la plataforma registraba ese historial, te daba recomendaciones, te sugería conciertos e incluso te informaba de la idoneidad musical con otros usuarios.

La vista de mi perfil en Last.fm con el horrible nickname que tenía hace más de 10 años

En retrospectiva, creo que se adelantó a su tiempo, y que probablemente perdió popularidad por el auge de los móviles y servicios de streaming y la dificultad para registrar esos scrobbles (el término que se usa en Last.fm para definir una escucha a una canción) en la web de Last.Fm. Recuerdo que en Spotify tenías que iniciar sesión cada vez que instalabas la app en un dispositivo nuevo, lo que hacía que cambiando de móvil o reinstalando la app perdieras esa integración: un peñazo.

Ahora mismo llevo solo este mes de diciembre usándolo, pero ya voy perfilando mis gustos musicales más allá de lo que escuchaba en 2008 o 2016 (las épocas que más scrobbles he hecho). Esta es la parte que más me gusta de Last.fm. Poder recorrer en un momento lo que escuchabas hace 10 años es una delicia a los horrores. La cantidad de Juanes o M-Clan que el joven Carlos escuchaba hace 10 años contrastan con la caña que le doy a King Gizzard, El Coleta o Moderat de la actualidad.

Puede que sea pasajero (aunque la integración promete ser duradera, siendo una integración desde Last.fm a Spotify y no al contrario) pero esperemos si a mitad de 2022 ha seguido registrando todo lo que hago y qué tipo de música o cuanta música escucho.

Es probable que sea una tontería pero ahondando en el tema, creo que los millennial somos nostálgicos por definición. No entraré en un debate sociológico porque soy ingeniero informático, pero hablaba con Javi, un amigo, y es verdad que el tono del podcast en el que participamos, 2de7, y casi cualquier podcast conducido por millennials, es nostálgico y melancólico. Añoramos el pasado, la simplicidad, el tiempo sencillo, feliz y tranquilo. Estamos inmersos en una adultez difícilmente tolerable la mayoría del tiempo, tenemos una epidemia de ansiedad y depresión que está devastando a las personas nacidas entre 1985 y 1996, con gente que sigue en trabajos increíblemente precarios más allá de los 35 y sin ningún tipo de protección más allá de la casa de sus padres.

Creo que toda la inversión que se hace en memorabilia o tecnológica de recuerdos es porque somos increíblemente dados a recordar, repasar y añorar tiempos "mejores" en los que no todo era abrumador, en los que puede que tuviésemos esperanza y optimismo desmedido sobre la vida, algo que hoy en día está socavado bajo toneladas de precariedad, deficiencias en salud mental y un paternalismo extremo por parte de otras generaciones.

Siri, pon "Lo que te conté mientras te hacías la dormida" de La Oreja de Van Gogh.

PD: No te deprimas, anímate.

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