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La movida (de irnos a Bruselas) 8: Desembarco
4 de febrero de 2023

La movida (de irnos a Bruselas) 8: Desembarco

Hace una semana que llegamos a Bruselas. Y no hemos parado. De hecho, el miércoles pasado, día 25, empezó lo más duro de la mudanza: movernos a otro país, traer a nuestros gatos y establecernos en el piso. Solo llevamos una semana, aún faltan dos días para que lleguen nuestras cosas, vivimos con lo mínimo… por no tener ni siquiera tengo batidora de mano para hacer cremas. En fin.

Llevo días queriendo escribir y publicar esta entrada… pero es que no ha habido un hueco. La estoy escribiendo en la aplicación Notas del iPhone. El miércoles pasado, después de tirar la cama y trabajar en el suelo empezó la odisea de venir a Bruselas con dos gatos y la ropa justa para sobrevivir.

Dormimos en casa de nuestro amigo Shafik y al día siguiente bien temprano fuimos a dar las llaves y recoger a nuestros gatos. Después de casi 1h para darles la medicación para que no se murieran de miedo en el vuelo, nos dimos cuenta de que aún había muchas cosas que recoger y tirar. Fuimos deprisa y corriendo llenando bolsas y bajándolas al contenedor y de camino nos encontramos a la casera que contra todo pronóstico era puntual.

Nos dijo que la casa estaba allá por que había alguna mota de polvo por ahí y obviamente le paramos los pies. Hemos aguantado goteras, obras, ascensor de mierda y su condescendencia de señora votante del PP durante 4 años y siempre hemos pagado así que no puede quejarse. La administradora que también vino a la entrega de llaves nos dijo “no os rayéis, el piso está perfecto y recibiréis la fianza entera”. Así lo esperamos, sobretodo cuando ha subido el precio de ese piso ruinoso un 40%. En fin, es el mercado supongo. Tener goteras y pagar 1400€ es lo normal.

Se fueron, cogimos a los gatos, vaciamos las maletas un poco dejando cosas en el coche (qué allí sigue aparcado) y nos subimos a un taxi. Quedaban 2 horas para que despegara el avión. A la llegada al aeropuerto, los gatos no estaban demasiado nerviosos. La medicación había hecho efecto.

Al pasar el control de seguridad pedimos que no nos los hicieran sacar y vino la guardia civil a pasarlos dentro del trasportin personalmente por el arco y más tarde hacerles las pruebas antidrogas. Dos guardias civiles y tres guardias de seguridad verificando que no estábamos pasando cocaína y descifrando si Unagi era un Maine coon o no. “No es Maine coon señora, solo está gordo”

Ok, hora de subir al avión. Cola para entrar, todo ok. Autobús que nos lleva al avión. Ok. Los asientos que hemos comprado nos los han cambiado por un error en la web. Not ok. Nos habían puesto en asientos sin el extra que habíamos contratado y, es un first world problem, pero cada uno eran 25€, llevar a cada gato son 50€ y además hay que sumar el precio del billete… no eran baratos y encima literalmente no cabían los pobres debajo del asiento de delante. El espacio extra era necesario. Cuando comentamos que habíamos contratado por la web asientos asignados con el extra de espacio, la controladora de Vueling, dos asistentes de vuelo y el capitán hicieron un corrillo alrededor de mi móvil viendo qué hacían con nosotros. Se dieron que cuenta que los asientos originales estaban vacíos. No había nadie sentados en ellos así que movieron a un par de personas y nos sentaron a los dos en la ventanilla.

Todo este lío es porque la web te deja seleccionar asiento cuando llevas mascotas y en teoría el check-in lo haces en el aeropuerto y son asientos asignados que solo pueden ser ventanillas y con una distancia de 6 filas con otra mascota. Esto nos lo comentaron varias veces asistentes de vuelo haciendo hincapié en la buena fe de la compañía. Señor, ya le he gritado a mi ex casera porque no quería darnos la fianza después de todas las mierdas que nos hemos comido en su piso, llevo a mis gatos histéricos y estoy en medio de una mudanza a otro país. Déjeme en paz ya.

Llegamos a Bruselas. Taxi y al hotel. Dejé a Kalte con los michis y me fui corriendo a recoger las llaves. Eran las 16:40 y había quedado con la casera a las 17. Tram y para allá.

La verdad que es muy maja. Saluda siempre que la veo. Aunque no la he vuelto a ver.

Me volvió a invitar a te y chocolate belga, me explicó todo del barrio, los contadores, el gas, las llaves, la entrada… me dio consejos, me recomendó tiendas y me avisó para cuando pidiéramos la lavadora. Todo muy guay.

Esa noche dormimos del tirón y sin cenar. Al día siguiente teníamos que levantarnos pronto porque venía IKEA a las 10 de la mañana. Nos pasamos el viernes entero montando la cama, dos sillas y la mesa. Lo mínimo para sobrevivir y poder comer/dormir/trabajar.

Los siguientes días fueron por suerte más tranquilos. El sábado fuimos a comprar utensilios para poder comer en casa y el domingo fuimos a comer casa de mi prima y a recoger las maletas que dejamos en enero en el viaje para buscar piso.

Esta semana ha sido tranquila. Hemos estado viviendo con lo que teníamos, trabajando, dando de comer a los michis y dándonos de comer a nosotros. Hemos estado probando todo lo de la casa, desde calefacción a cómo se abren las ventanas y de momento salvo tonterías todo muy bien. No hemos tenido mucho tiempo para descansar y hemos estado abrazando el horario europeo de dormir a las 22:30.

Ahora tenemos que bajar el nivel de estrés. Hemos estado dos meses al 100% y ahora se nos hace raro tranquilizarnos y no hacer nada. Se nos hace complicado concentrarnos en nada o pensar en algo cíclicamente para ver qué sale bien. Escribo esto de camino a IKEA a comprar un sofá y una cama para invitados. En mi pueblo hoy celebran el día 4 de las fiestas patronales y es el cumpleaños de Javi. El lunes traen todas nuestras cosas y ya nos han advertido varios que o vamos de policías de la calle con el vado temporal o los coches ni se mueven porque son todos unos gilipollas y la policía no hace absolutamente nada. En fin. Esperemos que no. Necesito mi batidora de mano.

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La movida (de irnos a Bruselas) 7: Waterloo
25 de enero de 2023

La movida (de irnos a Bruselas) 7: Waterloo

Escribo esto sentado sobre la última pieza de lo que eran nuestros muebles. Ahora mismo están en un lugar mejor: un guardamuebles esperando ir hasta Bélgica. Tenemos casa, mañana volamos hasta Bruselas y estos últimos tres días hemos vivido con lo mínimo. Ni siquiera almohadas.

Es el último empujón. No voy a hablar del alivio que supuso que la empresa de mudanzas se llevara todas nuestras cosas o de haber desmontado y bajado la cama, ni siquiera de lo bien que se están portando los gatos ahora que los estamos medicando para no morir de estrés. No quiero pensar en todo lo que hemos hecho porque entonces recuerdo el cansancio, el dolor de cuello y que se me ha dormido el culo y la pierna por estar trabajando 4h en el suelo.

Nos queda nada: tirar bolsas de basura enormes, pasar por el ecoparque, devolver la escalera de 6m (gracias Vicente) dormir en casa de un amigo (gracias Shafik, you da man) y mañana entregar las llaves y llevarnos los michis y nuestras maletas a Bélgica.

Esta semana hemos trabajado un par de días en Tiovivo creativo con unos sitios prestados en el que fue nuestra casa profesional hace un tiempo y en el que dimos forma a la idea del nuevo Dunkelheit & Draper cuando la pandemia empezaba a devolvernos la esperanza. Llevamos toda la semana comiendo y cenando fuera o sobras, cosas fáciles de preparar o que venga en forma de sobres.

El sábado pasado nos juntamos con algunas de las personas más especiales que hemos encontrado en la capital del Turia aunque llevamos dos meses despidiéndonos de mucha gente. Ni siquiera pude ir el jueves pasado o el martes a despedirme de los compañeros de la escuela de tenis, auténticos maquinarias.

Quizás el cansancio se base en que llevamos casi dos meses preparando toda esta movida y en una película ya no hay mucho sitio para que los protagonistas aprendan nada. Ya hemos llegado a la parte de la película donde todo acelera y pasa muy rápido y donde el ritmo se vuelve frenético y no hay diálogos, solo los protagonistas yendo de un lado a otro como si lo que quedase fuese fácil y el final estuviese ahí a la vuelta de la esquina. La realidad no es así.

Mañana empieza Waterloo.

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La movida (de irnos a Bruselas) 6: El 26
20 de enero de 2023

La movida (de irnos a Bruselas) 6: El 26

Al final, por un cúmulo de ruegos, cartas bien re-escritas por una IA y un casero comprensible podremos coger las llaves el día 26 a pesar de no tener ni dónde caernos muertos ese día. Habrá noche de hotel, pero no una semana entera.

Hoy es 20 de Enero. Es el día oficial de La Oreja de Van Gogh que para quien no lo sepa es una de las mejores creaciones que ha dado el ser humano y específicamente Amaia Montero. También es el día en el que nos hemos vuelto a poner manos a la obra con las cajas, las bolsas de ropa y el agobio. El lunes llega el camión de la mudanza, mañana comemos con amigos y en menos de una semana estaremos en Bruselas recogiendo las llaves de nuestro nuevo apartamento. Todo correcto, la verdad.

Cuando enviamos el papeleo, nuestro casero nos respondió sorprendido con la velocidad a la que habíamos hecho todos los trámites: "sois unos cracks" habrá dicho en sus adentros. Y es que todo el mundo nos pintaba muy mal la burocracia de los bancos belgas pero en nuestro caso lo resolvimos todo en menos de 1h previo ingreso del dinero necesario. Todo salió bien, pero la semana que viene nos esperaba una semana de hotel con los michis que nos descuadra bastante el presupuesto, así que a Kalte se le ocurrió acudir con la gorra entre las manos a pedir como un chavalín de una novela de Oliver Twist.

Como yo era incapaz de escribir nada ya (después de rogarle a nuestra actual casera que madrugara el día 26 para darle las llaves) le pedí a Kalte que lo hiciera y ella, igualmente, se lo pidió a una IA. El resultado fue prodigioso:

"We are leaving Spain next Thursday the 26th. Due to the very limited availability of pets on each flight and the fact that we can no longer live in our current apartment after the 31st of January, we were forced to bring our cats along with us. Would it be possible to enter the apartment on the 26th? The request might be too much to ask for, but we were left with no choice. We can definitely arrange documents and payment for this period"

Que en castellano sería:

El próximo 26 de enero partimos de España. Debido a la limitada disponibilidad de mascotas en cada vuelo y el hecho de que no podemos quedarnos en nuestro apartamento más allá del 31 de Enero, nos hemos visto forzados a viajar con nuestros gatos. ¿Sería posible entrar al apartamento el 26 de enero? La petición puede ser pedir demasiado, pero no tenemos otra opción. Podemos arreglar los documentos y pago por este periodo.

Texto claro, correcto y formal. Yo nunca lo habría expresado mejor y, por si fuera poco, ha funcionado. Nos respondió y nos dijo "todo ok, sois de puta madre, me pagáis esos días y cero dramas loko". Parece una tontería pero a nosotros nos da mucha paz mental saber que cuando lleguemos podemos recoger nuestras llaves y pedir una cama en IKEA para que llegue al día siguiente y poder ya dejar a los michis que se acostumbren.

Queda poquísimo. Cerrar cajas, hacer maletas, despedirse.

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La movida (de irnos a Bruselas) 2: Cajas, prioridades y listas
7 de enero de 2023

La movida (de irnos a Bruselas) 2: Cajas, prioridades y listas

La calle en la que vivía Kalte cuando nos conocimos y en la que viví con ella unos meses

Después de veinticinco cajas, varios días tirando cosas, transportando muebles y vendiendo objetos que nunca volveremos a usar, tenemos un problema de prioridades. Bueno, yo lo tengo. Cuando ya hemos casi vaciado todo y nos hemos deshecho de todo lo que hemos podido, estamos viendo la luz al final del túnel pero a la vez hemos dejado muchas cosas a punto de terminar pero sin finalizar lo que crea muchos frentes y mucha dificultad para enfocarse en algo.

El viernes pasado cargué el coche con bolsas de ropa, una televisión, cajas y muchas cosas para dejar en el pueblo y, cuando miré hacia el apartamento, parecía que no habíamos quitado nada. Ahora mismo solo hay un montón de cajas amontonadas en el salón, y un par de muebles que nos queremos llevar pero no tenemos la sensación de estar cerrando frentes, solo abriendo más.

¿La ropa? Casi terminada de recoger, dar y guardar. ¿El estudio? al 99%. ¿La cocina? queda solo lo que necesitamos para vivir. ¿El baño? con las bolsas de aseo y tres cosas más. ¿Los muebles? solo queda sofá, cama y una Kallax rota. Tenemos una sensación extraña, fruto de la combinación de una sensación de haber terminado casi todo y aun tener muchas cosas por delante que desconocemos, una sensación de falta de control que me consume un poco cada día.

Cuando miro el apartamento veo un montón de cosas que pueden estar terminadas pero que o no lo están al 100% o tengo miedo a que haya algún vicio oculto. Es una sensación horrible, el martes partimos a la búsqueda de un piso en Bruselas y parece que nos dejamos muchas cosas para hacer aun.

El otro día nos sentamos e hicimos una listas con las cosas que hay que hacer. Retiramos la cortinas, descolgamos los estores y vimos que había más agujeros que tapar. Recogimos ropa, los armarios y vimos que había que pedir una caja-armario para los abrigos. Encontré una caja que se me había olvidado y le llevé a mi madre un montón de tarros de cristal. Ahora mismo confío toda mi estabilidad mental a esa lista de cosas por hacer. Recogimos casi toda la terraza, hemos tirado un montón de cosas pero tenemos que empezar a tachar cosas de la lista y empezar a marcar prioridades, no solo cosas por hacer.

Quizás haya que empezar a priorizar habitaciones e ir cerrando, por ejemplo la terraza, la cocina, el salón o el estudio. Ir cerrando estancias hará la casa más pequeña y quizás la sensación de una mudanza a medias y una casa aun demasiado viva vaya desapareciendo. Quizás es que enterrar el sitio donde hemos pasado los últimos cuatro años con una pandemia de por medio sea bastante más duro de lo que creíamos. Quizás el no tener un sitio al que ir todavía no nos haga ver que hay luz al final del túnel y seguimos viéndolo todo como un pozo de tareas no finalizadas. Quizás tengamos un problema con dejar cosas a medias o con aceptar que hay cosas que no hemos terminado y vivir con ello.

Muchos quizás. La realidad es que estamos también atentos a las webs inmobiliarias de Bruselas, mandando emails, llamando y reservando y eso nos da un poco de ansiedad pero un poco de contexto. En unos días estaremos viendo apartamentos en los que instalarnos dos semanas después, quizás inmediatamente. Tenemos mirada una cama de IKEA a la que acudir cuando firmemos el contrato y ya tenemos los papeles de los gatos para que vuelen con nosotros. Ya comenté en otra entrada el plan que teníamos. Es posible que en Febrero pueda estar en las fiestas de mi pueblo y viajar a Bruselas definitivamente el día 6.

Pero todo está en el aire. Prioricemos lo más terrenal: terminar cajas, vender muebles, buscar casa. Mientras, he hecho una lista de Spotify para conseguir un plus de oxitocina cuando me quedo sin papel de burbujas o cuando descubro algo más que tengo que llevar al pueblo. Otra de esas listas a las que me agarro para mantener mi estabilidad mental a raya.

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