Llevamos unas semanas de no parar. Hemos estado haciendo muchas cosas, conociendo gente, atendiendo charlas viendo qué onda con la casa, arreglando movidas y, bueno, viviendo un poco la slow life habitual. Fines de semana tranquilos y muchas cosas que hacer en una ciudad nueva. Me encantan los hikes, no lo voy a negar. Suficiente para apuntarme al medio maratón andando con mi prima emulando el sketch de Pantomima Full pero mucho más sudado.

Una de las cosas que me pasa con todo es que no puedo dejar de hacer cosas y ya no sé descansar o estar sin hacer nada, ya no por un tema de capitalismo sino por un terror atroz al vacío perpetuo de la muerte que hace que quiera seguir haciendo cosas sin parar como pizzas caseras sin gluten, ir al ballet o probar bumble para hacer amigos.

Si, como lo oyes, nos dejamos caer por el Forest para ir a ver el ballet del lago de los cisnes. Al principio creíamos que era un polideportivo (terminó confirmándose que era algo así como una cancha de baloncesto) pero era con orquesta en directo y con varias decenas de bailarines por lo que fue una experiencia interesante. El ballet es icónico y era la primera vez que iba así que todo salió guay. Ese día arreglamos la terraza para que nuestros gatos puedan salir sin escaparse pero no lo hicimos bien y casi se nos escoña un gato. Tendremos que mejorar.

En otro orden de cosas, desde principios de abril ya puedo facturar y trabajar por mi cuenta en Bruselas pero aun estoy esperando que me den mi maldito DNI. Estoy escribiendo una entrada diferente explicando las mil movidas por las que ha pasado nuestro pequeño estudio, pero Dunkelheit & Draper BV es una realidad y tuvimos que celebrarlo por todo lo alto.

Como nos gustan las experiencias gastronómicas diferentes (en realidad no) reservamos con varias semanas de distancia en Old Boy, uno de los mejores restaurantes asiáticos de Bruselas. Por la noche tiene un menú degustación por 50€ pp bebida aparte que nos encantó. Son 5 platos y postre, originales y con los que pruebas tanto baos, croquetas, noodles o gyozas, todo con un toque personal, una fusión de estilos y un picante bastante heavy que nos encantó, la verdad. Recomendable, tienen también Lil Boy en el que hacen reparto.

También se ha trabajado el museo del diseño. Bastante guapa colección de muebles hechos con plástico, lo que se conoce como plasticoteca con una colección de Kartell bastante tocha. Está al lado del atomium así que volvimos por aquellos lares realmente. También hemos estado dándole duro al crossfit. Muy duro. De hecho, tenemos ya la cuota ilimitada por lo que en principio deberíamos estar yendo casi todos los días pero cuesta bastante. Obviamente hicimos un pedido a MyProtein para comprar dopaje, sobretodo el bote de 1Kg de mantequilla de cacahuete.

En el orden natural de las cosas, el otro día hicimos un hike de 27Km que también quiero plasmar en otra entrada, probamos a hacer una pizza casera sin gluten que salió bastante bien a pesar de no tener rodillo y esta semana me apunté a ver una serie de cortos suecos en el Brussels Short Film Festival que también merecen su propia entrada. Hemos estado visitando vintages, si, de muebles, el maldito Troc y ahora no sabemos si seguir comprando en IKEA, pero probablemente lo sigamos haciendo porque para traer esos muebles hay que llamar a un elevador externo.