drapergiggs.com

make software great again

Lo de revelar mis primeros carretes en casa
5 de mayo de 2025

Lo de revelar mis primeros carretes en casa

Ha pasado. Varias veces. Con uno y con dos a la vez. Encontré el tiempo perdido, hice mis investigaciones, me dediqué a aprender durante un tiempo, fui a un curso a que me explicaran la movida y, al final, he podido revelar en casa varios carretes en blanco y negro.
La semana pasada fue la semana. Como si hubiese cogido a mi novio en la fiesta de graduación, le hubiese dicho entre trago y trago de Malibú con piña de una petaca debajo del escenario: “James, hoy es el día, quiero que me hagas el amor” cogí mis carretes y mis químicos, me miré al espejo y dije: este sábado es el día, quiero revelar en blanco y negri.
Previamente ya había preparado mi developer, una disolución de agua y polvos D76 que mezclé según las instrucciones. Este paso es importante, no puedo prepararlo justo antes porque el agua está a 50 grados y al revelar todo está a 20ºC (approx) por lo que tenerlo previamente es imprescindible.
El sábado me puse manos a la obra. Tengo 4 carretes por revelar:
- Un carrete Kodak T Max que saqué de una cámara abandonada. - Dos carretes Fomapan 400 que tiré en un día que nevó y el otro dia en Hallerbos y cuando fuimos a ver a un amigos correr una maratón. - Un último carrete Ilford XP2 Super que, creo, que tiré en Creta allá por Septiembre pero que realmente no me acuerdo
El primer cartel que revelé fue el TMax que encontré en la vieja cámara. Seguí todos los pasos. Primero de todo, metí el cilindro paterson, el carrete y unas tijeras en la camiseta esa de paterson también para sacar el carrete y meterlo en el cilindro. Me costó bastante. Tuve que parar un par de veces porque me perdí por dónde iba.
Luego preparé los químicos y me puse manos a la obra con los tiempos y toda la movida. Primero el developer... 10 minutos, agitando... intentando no perder el hilo de donde iba... fue intenso pero divertido. El tema de tener que seguir un horario establecido para el revelador, el stop y el fijador me parece lo más cerca de la alquimia que voy a estar. Tengo que investigar más que pasa si dejas el tiempo más o menos. Pequeño detalle. Es en el momento que estoy terminando todo el proceso de los químicos que me doy cuenta de que no he medido la temperatura del agua y no sé a qué temperatura está, En fin, la suerte está echada ya.
Continuo con el final del proceso: limpio los carretes, pongo el jabón este y hago el squeegee (básicamente quitar con los dedos el agua superficial) y los pongo a secar en mi habitación. A la hora o así reviso el primer carrete que he revelado, el que encontré en una cámara abandonada. Son fotos de Valencia de hace a saber cuando pero la mitad del carrete está velado - mierda - aunque probablemente se deba a toda la movida que tuve que hacer para rebobinar la cámara. Saqué las pilas, desmonté parte de la cámara - ahora de hecho ya no funciona, testamento a mis dotes de reparación - y volví a montar todo para poder rebobinar con pilas. Eso funcionó, pero por el proceso me tuve que cepillar medio carrete dejando entrar luz. En cualquier caso, hay algunas fotos que al fin podré escanear. Porque esa es otra.
Escanear es una mierda. Yo pensaba que iba a ser tan fácil como comprar un escáner rollo EPSON V600 - un escáner de los de toda la vida, flatbed - pero resulta que ni es óptimo, ni barato ni eficiente. Al parecer es para gente que no quiere complicarse la vida pero no son baratos, fáciles de conseguir, la lente tiene miopía y tarda más que la devolución de la renta en escanear un carrete. Al parecer la siguiente opción es un escáner dedicado por el módico precio de unos 600€, de la marca especializada Plustek. El problema es que tampoco es la mejor opción por precio - siempre pienso que porqué no me compro la PS5 en lugar de todo esto - y tarda la suyo.
Al parecer la mejor opción es montar una copistería en casa con una cámara réflex digital, un trípode y una buena pantalla de iluminación. Carlos Baselga ya hizo un vídeo con todo lo que hay que saber sobre escáneres y escaneado con DSLR que se llama, y las ventajas tras ver varios videos similares son siempre las mismas: la calidad es mucho mejor, la inversión es media entre las otras opciones y es mucho mucho más rápido. También parece más divertido.
Ahora mismo estoy esperando que me lleguen todos los cacharros para poder empezar a escanear con este último método. He comprado un trípode en Amazon para colocar la cámara boca abajo y un kit de Lomography -digitaLIZA+ se llama- para probar porque es bastante difícil conseguir todo. Yo no tengo una réflex digital, pero tengo una Canon SX220 de 2010 que aunque es vieja como ella sola, de momento me podrá dar unos primeros indicios de las fotos que he ido tomando. Esto me permite también revisitar carretes que tengo perdidos y que ni sé qué ha sido de ellos. En cualquier caso si todo esto funciona puedo continuar con una inversión mayor -ahora mismo me he gastado unos 100 euros en el setup de escaneo- y comprarme una cámara mirrorless para hacer las veces de escaneado y además de cámara digital porque hay veces que llevar la réflex, carretes y tal es mucho o simplemente no es suficiente. Ya probé en Creta a llevarme digital y analógica y fue un acierto la verdad. Las cámaras que tengo miradas son la Fujifilm X-A5 y la Fujifilm X-T20.
Todo un mundo. Acabo de comenzar, solo he escaneado tres carretes y esto ya es una movida, divertida, pero una movida al fin y al cabo. Todo es una inversión en tiempo, dinero, investigación, ver vídeos de YouTube, leer artículos y más. Y aun tengo que ponerme y aprender a usar Lightroom y editar fotos. Qué paciencia.
Leave a comment
He ganado mi primer partido oficial de tenis
29 de abril de 2025

He ganado mi primer partido oficial de tenis

Al fin ha pasado. He ganado. Mucho tiempo después, tras dos años en este país, he conseguido hacerme con un partido de tenis oficial. Ha sido en el club Le Chalet, jugando allí el torneo de mi club porque las pistas no están del todo listas.
Ha sido un partido de 41 min. He ganado 6-0 6-0. Poca faena, si. Pero el señor era majisimo. Aquí la tradición dicta que el que gana invita a cerveza o lo que sea al contrario, así que allí que nos hemos quedado para celebrar el partido.
Entre un par de cervezas me ha estado contando. David tiene que tener unos sesenta aunque aparenta alguno más. No entrena, juega con amigos y muchos torneos desde que empezó a darle a la raqueta hace 10 años. También es árbitro de tenis y, en realidad, entró en este torneo de rebote.
Me ha contado lo guay que es estar en el centro de todo, conocer a mucha gente y poder llegar a ir a campeonatos ATP. También me ha comentado lo jodido que es arbitrar para chavales y sus padres helicóptero. Cosas así, se nota que le gusta el tenis.
Al final hemos estado hablando como una hora y pico que se me ha pasado volando y como me había quedado sin batería me ha tocado volverme andando. Eso ya no ha sido tan divertido. Veremos el próximo partido.
Leave a comment
La alquimia
23 de abril de 2025

La alquimia

Soy el alquimista impaciente. Tengo mis químicos, estudio las mezclas, preparo los productos y experimento con el resultado. Todo gracias a un curso para aprender a revelar en blanco y negro.
Fue hace unas semanas. Se abría un hueco y me apunté de manera apresurada el día de antes. Me presenté allí sudando por haber acudido en bici desde Molenbeek aunque en parte también era porque estaba algo nervioso. El curso fue súper interesante y me lo pasé genial. Descubrí que no sé casi nada sobre fotografía, film o cámaras en realidad. Hicimos fotos, revelamos nuestros propios carrete e intenté tomar nota de cosas aunque lo que quería de verdad era revelar esa misma tarde en mi casa. Obviamente, no podía ser. Revelar requiere de muchos productos que no tenía y debía prepararme.
Durante las siguientes semanas hice pedidos para los químicos, botes, jarras, cilindro paterson y demás. También me empapé de vídeos para recordar lo aprendido y descubrí que necesitaba más cosas. Así, compré también guantes, embudos, termómetro y otros accesorios. En paralelo preparé los carretes para revelar (sacar el principio del carrete para poder extraer el film del interior), y hoy, por fin, he preparado los químicos con suma paciencia, teniendo claro todo el proceso, orden, cantidades, temperaturas y almacenaje.
Todo esta preparación porque este sábado será el sábado que revele 4 carretes en blanco y negro. Tenía dos desde el verano pasado y enero sin revelar, luego tiré uno más el otro día en Hallerbos y hoy, mientras arreglaba una cámara que me dio mi abuela, conseguí sacar un cuarto carrete. Se viene sábado de vinilos, químicos, agua y temporizadores.
No puedo evitar sentir cierta ilusión sabiendo que estoy haciendo todo desde el principio. Es aún más excitante si cabe hacer todo el proceso uno solo, desde tirar fotos hasta escanearlas, aunque aún no tengo el escáner. Hay mucho de orgullo propio pero también mucho sentimiento de estar haciendo algo primitivo, básico, cercano a la hechicería. Al fin y al cabo, estoy convirtiendo momentos captados en una placa de polvo de plata en imágenes digitales. Quién sabe si un día me lanzo a crear el film mismamente.
Toda esta ceremonia de juntar químicos, preparar, investigar, buscar tiempo para revelar… es un proceso muy muy divertido. Puede que con el tiempo sea repetitivo y como la ilusión por volar desaparezca para dejar paso a la impaciencia por terminar el proceso. Que la eficiencia sea más imperiosa que el deseo por el camino recorrido, el orgullo con uno mismo o el aprendizaje de un arte. Pero, mientras dure, haremos alquimia.
Leave a comment
¿Y si el blogging ya no es lo mío?
21 de abril de 2025

¿Y si el blogging ya no es lo mío?

Me cuesta muchísimo escribir. Y no dejo de pensar que a lo mejor es porque el blogging ya no es lo mío, que no poseo la capacidad de atención y el tiempo que tenía cuando, desde los 13 hasta los 22 años, escribía regularmente. Había épocas en las que era para hablar de política, otras en las que lo usaba para simplemente desahogarme porque alguna chica no me hacía caso y en otras para contar mis movidas del día a día. Nunca renuncié a escribir aquello que necesitaba, tampoco renunciaba a lo de llegar a Twitter y hablar de la notica del día y hacer mi análisis más profundo en mi blog. Pero a lo mejor todo esto es simplemente un espejismo, un recuerdo de un pasado en el que tenía esta válvula de escape y ahora escribir ya no es algo que necesite y que pueda usar como desahogo. Quizás es simplemente hábito. Quizás mi vida no me da para más y tengo otros sitios y personas con las que desahogarme. Recuerdo que no podía quejarme a los amigos o compañeros de clase porque nadie, por aquel entonces, estaba en el modo que yo estaba. A lo mejor yo ahora tampoco estoy en ese modo y si ya no es lo mío supongo que deberé aceptarlo y jugar a Fortnite en su lugar.
Leave a comment
Lo del colchón al que prendimos fuego cuando tenía 10 años
21 de abril de 2025

Lo del colchón al que prendimos fuego cuando tenía 10 años

Crecer en un pueblo en la España profunda no fue sencillo. Durante varios años antes de cumplir los 12 años desparecía de mi casa de 5 de la tarde a 9 de la noche todos los días. Mis padres solo me preguntaban con quién iba a estar y poco más. Me hacía la merienda y desaparecía. Mis padres no sabían dónde me iba y no tenían ni idea de lo que hacía y entre muchas cosas a mis amigos y a mí nos daba muchas veces por entrar en un hotel abandonado que había cerca del rio.
Éramos normalmente unos 4 o 5 chiquillos armados con pistolas de bolas que conseguíamos disparando con escopetas de aire comprimido en la feria que se montaba durante las fiestas patronales. Así, a veces con pasamontañas y a veces sin nada, entrábamos por una grieta del primer piso y pasábamos por la piscina, los pasillos, las habitaciones que aún quedaban abiertas y, en general, nos inventábamos vivir un mundo que solo habíamos visto en videojuegos y películas de acción.
Íbamos por pasillos casi a oscuras pretendiendo que buscábamos a alguien, pegados a las paredes, sin hablar, haciéndonos señas y abriendo puertas a patadas. Cuando no encontrábamos más que habitaciones abandonadas sin nada de valor y polvo por todas partes nos dábamos la vuelta derrotados e íbamos a la piscina a fumar o simplemente hablar de nuestras cosas.
La piscina era grande, muchas veces con algo de agua por la lluvia, y allí sentados hablábamos y nos contábamos historias o futuros perfectos. Muchas veces nos quejábamos de profesores o llamábamos puta alguna chica que nos gustaba y no nos hacía caso. Nadie se aventuraría entonces a pensar que dos de nosotros tendrían hermanos suicidas años después o que alguno acabaría siendo adicto a la farlopa o las dos cosas. Éramos niños, solo sabíamos de videojuegos, deportes y pajas.
Una de esas veces, cuando estábamos a punto de salir de allí por la parte delantera, nos encontramos con unos chicos mayores que nosotros y tuvimos que negociar para que no nos pegaran. La situación era muy tensa. Aparentemente nos habían visto entrar, fumar y conocían a alguno de nuestros padres. No entendí muy bien que querían de nosotros aunque probablemente fuera simplemente pegarnos y robarnos las pistolas de bolas y lo que fuera que tuviésemos. Al final alguien debió vernos a todos dentro del hotel abandonado y llamó a la Guardia Civil. Estábamos en la primera planta y a lo lejos vimos el coche patrulla con la sirena puesta acercándose, así que sin pensarlo mis amigos y yo salimos corriendo en dirección al hotel. Cruzamos la piscina, las habitaciones de un ala, y saltamos por la parte trasera desde una distancia de unos 3 metros. Seguimos corriendo bordeando el rio hasta que dejamos de oír la sirena.
No se porque huimos. Solo recuerdo como pasó pero no recuerdo el porqué.
Aquel hotel vio muchas cosas y no sería la última vez que viera un coche patrulla por nuestra culpa. Podría contar todas las veces en las que simplemente nos vio jugar en los campos de fútbol de tierra pero no sería interesante. También cuando bajábamos al cauce para llegar a la parte donde unas cañas nos escondían de todo y podíamos fumar y beber vino con casera que un amigo le robaba a su padre. Aunque una de las más importantes fue la vez aquella que prendimos fuego a un colchón.
Unos años antes de que nosotros llegáramos, el ayuntamiento construyó ilegalmente dos campos de fútbol de tierra. Me imagino que buscando revitalizar una zona en decadencia y expulsar a los engendros como nosotros que lo usábamos como si la ley no se aplicara a 50 metros alrededor del cauce del rio. El caso es que había hasta unas gradas con un espacio interior para guardar equipamiento deportivo, pelotas y cosas así. Por supuesto, un día que ya estábamos aburridos de jugar, se nos ocurrió abrir a la fuerza aquel almacén de debajo de las gradas.
Dentro no había equipamiento, ni pelotas ni nada. Solo había un colchón hecho polvo. Estuvimos un buen rato desahogándonos con el colchón pegándole patadas, tirándole mierda y demás. No sé muy bien qué o con qué o quien exactamente pero alguien empezó a quemarlo. Al principio solo un poco para dejar marca pero, en un momento dado, el colchón prendió fuego. Unas risas, un empujón a alguien que estaba cerca, saltar por encima de la pequeña hoguera que acabábamos de encender… en fin, cosas de niños.
Mientras reíamos, nos dimos cuenta que el colchón estaba ardiendo bien, luego demasiado bien, pasando por mucho y por muchísimo para terminar siendo, finalmente, incontrolable.
Recuerdo no poder apagarlo. Sentir que aquello era una movida de verdad y que no íbamos a poder apagarlo. Yo siempre he sido un cagueta y lo que más miedo me daba y siempre me dio mientras vivió fue decepcionar a mi padre. Por ello cuando vi a mis amigos intentando apagar el fuego sin éxito salí corriendo de allí.
Cuando cruzaba la carretera camino de mi casa miré hacia atrás y vi la enorme mancha de humo que se estaba formando y también escuché a los bomberos a lo lejos. No quise saber nada más. No recuerdo si lo hablamos después o si lo dejamos estar.
Meses después la puerta estaba tapiada y quitaron las porterías para que no jugáramos a fútbol nunca más. Seguimos yendo al hotel hasta que tengo memoria aunque no recuerdo la última vez que entré al igual que no recuerdo la última vez que estuve con todos mis amigos juntos.
Es extraño como el tiempo, con las nuevas vivencias que te presenta la vida, emborrona todo y hace que recuerdos que estaban presentes y cercanos se conviertan en caricaturas más propias de películas y series que de una vida propia vivida. Esa forma de ser un extraño en tus propios recuerdos, como si estuvieras viendo pasar la vida de otra persona. Siempre te dicen que un día jugaste con tus amigos por última vez y no eras consciente de ello. Por eso quizás tenga tanto miedo de morir sin darme cuenta de que me estoy muriendo, porque no he sido consciente de muchas últimas veces y creo que no he sabido valorar su significado lo que representan en mi vida. Al menos aún recuerdo la última vez que prendí fuego a un colchón.
Leave a comment
Lo de tener demasiados hobbies
16 de abril de 2025

Lo de tener demasiados hobbies

Ya he hablado aquí de que creo que tengo demasiados hobbies. Durante mi estancia en un coliving mis hobbies disminuyeron porque no tenía sitio para dar rienda suelta a mi creatividad, pero conforme voy haciendo de mi oficina mi espacio de desarrollo creativo, me veo abocado a la fotografía analógica (revelado de carretes en blanco y negro incluido), la cerámica, pintar, carpintería y una amplia gama de hobbies que no sé muy bien si voy a siquiera poder probar.

Pero sino tengo hobbies, ¿con qué voy a llenar mi tiempo? Jugar a tenis, ir a CrossFit o hacer hikes son buenos hobbies pero son activos y, bueno si, se puede más o menos practicar todo el año pero necesito también uno de esos momentos de crear y sentir que estoy haciendo algo que llena el alma y no solo me vacía de energía. Leer es otro gran hobby al igual que camino y, literalmente, lo retro.

No creo que haya nada malo en tener muchos hobbies (lo malo sería ser tan aburrido de no tener ninguno, ni siquiera salir con tus amigos o hacer crochet) así que creo que seguiré probando movidas intentando llenar el vacío creativo, existencial y colorido que me ayuda a llegar al final de la semana sin querer tirarme por la ventana. Porque para eso están los hobbies, para darnos una vía de escape al sistema, para permitirnos crear algo para este gris e inhumano mundo, para tener compañía, compartir la vida o para lo que sea posible hacer y que no sea intercambiar fuerza de trabajo por subsistencia.

He decidido que todo lo que el patrón me dé de la plusvalía que genero en mi trabajo lo voy a dedicar a mis movidas, mis hobbies, mis amateurismos de fin de semana. No quiero ser bueno, no quiero ganar dinero ni reconocimiento, solo quiero hacer algo que me llene de alegría, que me encienda una vela en la oscura travesía de los tiempos capitalistas que nos ha tocado vivir.
En el mundo en el que vivimos en el que todo se graba, se muestra públicamente en redes sociales y se monetiza, ser terrible en algo y seguir haciéndolo para uno mismo por puro placer es un acto antisistema.

Así que: fuck the system y compra acuarelas nuevas.

Leave a comment
No sé donde está nada
1 de abril de 2025

No sé donde está nada

En los últimos dos años me he mudado muchas veces. De Valencia a Ixelles, de Ixelles a Bruselas, de Bruselas a Saint Josse, de Saint Josse a Bruselas y de Bruselas a Molenbeek. Llegué a la conclusión el otro día de que son demasiadas veces. Han sido tantas veces que cada vez que abro una caja que no he abierto desde hace eones me encuentro algo que no sabía que tenía, necesitaba o había estado buscando meses atrás. Ha pasado varias veces en los últimos dos meses y he decidido rendirme y aceptar que no sé donde está nada.

¿El cargador de mi viejo iPod? He buscado por todas las cajas que tengo, ni idea. ¿Los cables o las púas de mi guitarra eléctrica? En busca y captura. ¿Mi viejo Chromecast? Este lo he encontrado hoy. Llevaba como dos años sin verle y si me pides que te lo saque ahora tendré que abrir probablemente 4 cajas hasta encontrarlo porque, aunque encuentre cosas, las tengo que volver a guardar y entonces vuelvo a olvidar donde las puse.

El otro día, mientras intentaba remediar esto colocando en una caja todo lo que encontraba relacionado con fotografía (unas cuantas cosas) me di cuenta de que en verano me traje de España una cámara Zenit que tengo pendiente arreglar. Terrible. Por si fuera poco, muchas cosas pueden estar en casa de mi ex. No recogí mis cosas de la mejor manera posible, lo hice rápido, con muchas cosas pre-seleccionadas y en 3 o 4 veces. Un desastre. Muchas cosas tendré que darlas por perdidas como unas láminas que compré en un festival de arte gráfico llamado Recreo en Valencia hace como 2 o 3 años.

En general lo tengo todo. Tengo en general toda mi ropa. En general todos mis aparatos. En general todos mis juegos y todos mis libros. Pero es en lo específico en donde me pierdo y no sé exactamente dónde está una mochila que compré en IKEA hace como 4 años.

Creía que la solución era desempaquetar todos los paquetes, vaciar todas las maletas, deshacer todas las bolsas. Pensaba que ahora que tenía tiempo para revisar, organizar y crear un mapa en mi memoria con todas mis cosas encontraría la paz mental que echo en falta.

No sé dónde están mis prints, mis gafas de sol, mi juegos de la Wii o mis otros dos cinturones. Tengo que aceptarlo. No sé dónde están mis cosas, no sé dónde está nada. A veces pienso que pueden ser los primeros síntomas de Alzheimer y que ahora que he leido a Nora Ephron yo también voy camino de olvidar quien soy, a donde voy o donde está el baño de mi propia casa. Espero que no.

Me cuesta vivir en esta era caótica en la que tengo y no tengo mis cosas a la vez. Pero estoy en el proceso de aceptación porque, no habiendo una solución clara a este problema, he de decir adiós a todo lo que no recuerde donde está, abrazar la incertidumbre y cuando abra un cajón y encuentre mi cuchillo bueno mirar al cielo y dar gracias al universo por este regalo.

Leave a comment
El verano de las partidas de Starcraft
1 de noviembre de 2024

El verano de las partidas de Starcraft

Un verano no hubo verano. Tenía 7 años cuando a mi madre le diagnosticaron cáncer de mama. Yo no me acuerdo de aquello. No recuerdo cuándo se lo dijeron. Ni siquiera recuerdo si tenía 8 años. Mi madre siempre dice que fue en 2001, creo que al principio de 2001: antes del 11S, la guerra de Irak, el gobierno de Zapatero, la crisis de 2008 y las responsabilidades de la vida adulta. Pero le detectaron cáncer de mama, y estuvo en tratamiento durante muchos meses.

Recuerdo los turbantes que se ponía. Nada de pelucas o pelo postizo. Recuerdo cuando se rapó la melena. Fue en la casa del pueblo, no se si en la cocina, el estudio o el comedor, pero lo hicimos nosotros. También recuerdo que en algún momento algunos compañeros de clase se rieron de ella. En clase de arcilla. Eran niños, no importa. También recuerdo que de repente era verano y que ella seguía con la quimioterapia.

Nos habíamos ido a pasar el verano a la casa de campo (como cada año) y bajábamos a Alicante al hospital a que le pusieran el tratamiento a mi madre. Para mi hermana y para mi ir a un hospital que no era en el que trabajaban mis padres era lo más aburrido del mundo. Ni siquiera los cuadernillos de verano salvaban esos momentos. Después de unas sesiones decidieron dejarnos en la casa del pueblo cada día y allí nos instalamos Starcraft en dos ordenadores y nos pasamos todo el verano jugando.

Recuerdo que nos conectábamos en una LAN Party para los dos solos y nos poníamos a destruirnos mutuamente. Los Zergs, la especie de aliens enjambrados de mi hermana siempre ganaba a mis Protoss, una raza superior tecnológicamente pero que tardaban mucho tiempo en ser eficaces. Un juego de estrategia que me dios muchos disgustos porque, evidentemente, tenía solo 8 años cumplidos un par de meses antes. No sé si lloré después de alguna derrota pero es probable que pasara. Cuando mi madre terminaba, nos recogían y de vuelta al campo.

Fue un verano singular. No aprendí a jugar a Starcraft y tampoco terminé mis cuadernillos de verano, pero mi madre completó todos los ciclos de quimioterapia y eventualmente se curó. De alguna manera recuerdo aquel insípido verano como uno de los mejores planes de verano y desde entonces dediqué muchas horas en muchos veranos a jugar a videojuegos. Pero nunca más a Starcraft.

Leave a comment
Quiero escribir como Nora Ephron
14 de octubre de 2024

Quiero escribir como Nora Ephron

Hace unos meses, aunque es posible que haga ya unos años, mi amigo Javi me regaló un libro de historias de Nora Ephron, “No me acuerdo de nada”. Yo no la conocía, soy un a persona con memoria selectiva y estas cosas se me van de la cabeza. El caso es que en una de esas muchas veces que te regalan un libro y tienes muchas ganas por leerlo porque es un regalo, te lo ha dado alguien especial y además sabes, tras buscar en Google, que es una autora magnífica, decides aparcar el libro hasta que tenga aún rato para leerlo y pasan varios años. Pues eso es lo que me ha pasado a mí. Y esta semana pasada me puse a leer el susodicho libro de Nora Ephron. Lo estoy disfrutando, hasta tal punto, que me tengo que racionar los capítulos, como quien se raciona el postre comiendo con la cucharilla más pequeña que existe. Y, entre todas las sensaciones que me quedan, incluidas las de pena y rabia porque Nora ya no esté aquí, es la de envidia. Nora escribe tan bien y tiene una capacidad tan natural y cercana de convertir pasajes normales de una vida en sorprendentes relatos sobre lo bonita que es la vida y lo maravilloso que es vivir. Sobre que hay de menos y que hay de más, que va a echar de menos y que quiere que nadie se lo encuentre por la calle. Casi como quien te cuenta un chiste y luego una historia de su primo de Murcia, Nora encadena capítulos cercanos, agradables y graciosísimos para ver nos ver que la vida merece ser vivida por cosas tan insignificantes como una buena tortilla o dedicarse a la profesión que uno ama. Ojalá pudiera transmitir el amor por tantas cosas que adoro con esta facilidad. Ojalá escribiera como Nora Elhron.

Leave a comment
Se volvió de Creta con éxito
5 de octubre de 2024

Se volvió de Creta con éxito

Hace una semana que volví de Creta. Aun no he podido hacer una reflexión seria del viaje conmigo mismo. No me ha dado tiempo. Ni siquiera he podido analizar todo lo que pasó y todo lo que hice. Estuvo bien, pero tampoco genial. Me alegra haberlo hecho, pero no lo volvería a hacer. Aun no se muy bien todo lo que está pasando a mi alrededor después de las vacaciones. Volví y rápidamente había perdido todo el buen rollo mediterráneo que tenía encima.

Me quedé sin buen rollo, sin tranquilidad y con la ansiedad aun peor. Creo que tengo la peor época de crisis de ansiedad desde 2018. Literalmente me dan escalofríos de la ansiedad y me han recetado Xanax, pero pensaba que para entonces, con las vacaciones terminadas, estaría recuperado y mas chill. Pero no es así. Tampoco llegué a descansar y la verdad que aquí un poco de lo mismo. Ahora mismo he empezado a prepararme una carrera que tengo a finales de octubre (si, de correr) y también quiero empezar Crossfit otra vez. He empezado las clases de neerlandés de nuevo y también tenis. He dejado de pagar trasporte publico e iré en bici a todos los sitios aunque, eso si, he pedido el extra eléctrico por si acaso: cada vez que tengo que subir una cuesta y me pongo a sudar a pesar de estar a 9 grados me acuerdo de lo mucho que estaría sudando en Valencia de la misma manera, no porque haya cuestas también, sino porque siguen a 30 grados centígrados.

Por otro lado, el trabajo no me da un respiro y estoy cerca de matar a alguien. Me intento consolar pensando que ahora tengo por fin tres meses sin un viaje, sin planes y sin nada que me haga salir del país. Literalmente, desde Octubre del año pasado que no dejo de viajar. Noviembre París, diciembre España. En enero España de nuevo para fiestas de Moros y Cristianos de las que volví en febrero. Después en marzo volví para fallas y en abril fui a una boda a Valencia. En mayo fuimos a París, en junio me fui a Londres, en Julio volví a España, en Agosto fui a España y a Escocia, y en Septiembre he ido a Grecia. Un año sin parar. Un año sin estar más de 4 o 5 semanas en Bruselas. Solo espero poder descansar, quedar con gente aquí en Creta, no salir del país hasta navidad y poder comer el desayuno mensual que me he perdido tantas veces. Ojalá.

Leave a comment