drapergiggs.com

make software great again

Last.fm una vez más
17 de diciembre de 2021

Last.fm una vez más

Soy fan de los recuerdos. Soy fan de Spotify Wrapped, de los recuerdos diarios de Facebook o del resumen del año de Reddit. Supongo que es porque soy Tauro, o porque tengo problemas para dar cierres a capítulos de mi vida, pero la melancolía y la nostalgia forman parte de mi día a día y de muchas noches en las que me pongo a ver fotos de 2011.

Realmente, wrapped de Spotify es el que más me gusta. Mostrarte año por año lo que escuchas es increíble, pero siempre siento que si pudiese acceder a esos datos en vivo y moverme por diferentes épocas y momentos sería increíblemente feliz (no para mis psicóloga, claro) repasando mi vida en forma de historial de escuchas.

A este sentimiento de buscar regodearse en las mierdas de recuerdos que tenemos (mierdas en comparación con la realidad pandémica que nos toca vivir) se le une que un servidor fue propietario de un iPod classic de 80GB y aun guardo un Shuffle y un Nano (que sustituyó a ese Classic, RIP) y, como todo buen propietario de iPod de la década de los '00s, tengo cuenta de Last.fm.

Para mi, Last.fm fue la primera plataforma social a la que me uní. Ni Facebook, ni Tuenti, ni Twitter: Last.fm. Mediante un plugin te dejaban registrar lo que habías escuchado en el iPod desde la última sincronización y la plataforma registraba ese historial, te daba recomendaciones, te sugería conciertos e incluso te informaba de la idoneidad musical con otros usuarios.

La vista de mi perfil en Last.fm con el horrible nickname que tenía hace más de 10 años

En retrospectiva, creo que se adelantó a su tiempo, y que probablemente perdió popularidad por el auge de los móviles y servicios de streaming y la dificultad para registrar esos scrobbles (el término que se usa en Last.fm para definir una escucha a una canción) en la web de Last.Fm. Recuerdo que en Spotify tenías que iniciar sesión cada vez que instalabas la app en un dispositivo nuevo, lo que hacía que cambiando de móvil o reinstalando la app perdieras esa integración: un peñazo.

Ahora mismo llevo solo este mes de diciembre usándolo, pero ya voy perfilando mis gustos musicales más allá de lo que escuchaba en 2008 o 2016 (las épocas que más scrobbles he hecho). Esta es la parte que más me gusta de Last.fm. Poder recorrer en un momento lo que escuchabas hace 10 años es una delicia a los horrores. La cantidad de Juanes o M-Clan que el joven Carlos escuchaba hace 10 años contrastan con la caña que le doy a King Gizzard, El Coleta o Moderat de la actualidad.

Puede que sea pasajero (aunque la integración promete ser duradera, siendo una integración desde Last.fm a Spotify y no al contrario) pero esperemos si a mitad de 2022 ha seguido registrando todo lo que hago y qué tipo de música o cuanta música escucho.

Es probable que sea una tontería pero ahondando en el tema, creo que los millennial somos nostálgicos por definición. No entraré en un debate sociológico porque soy ingeniero informático, pero hablaba con Javi, un amigo, y es verdad que el tono del podcast en el que participamos, 2de7, y casi cualquier podcast conducido por millennials, es nostálgico y melancólico. Añoramos el pasado, la simplicidad, el tiempo sencillo, feliz y tranquilo. Estamos inmersos en una adultez difícilmente tolerable la mayoría del tiempo, tenemos una epidemia de ansiedad y depresión que está devastando a las personas nacidas entre 1985 y 1996, con gente que sigue en trabajos increíblemente precarios más allá de los 35 y sin ningún tipo de protección más allá de la casa de sus padres.

Creo que toda la inversión que se hace en memorabilia o tecnológica de recuerdos es porque somos increíblemente dados a recordar, repasar y añorar tiempos "mejores" en los que no todo era abrumador, en los que puede que tuviésemos esperanza y optimismo desmedido sobre la vida, algo que hoy en día está socavado bajo toneladas de precariedad, deficiencias en salud mental y un paternalismo extremo por parte de otras generaciones.

Siri, pon "Lo que te conté mientras te hacías la dormida" de La Oreja de Van Gogh.

PD: No te deprimas, anímate.

Leave a comment
¿Hello world? volamos hacia Moscú
7 de diciembre de 2021

¿Hello world? volamos hacia Moscú

Este es mi primer post en esta renovada web. He intentado muchas veces montarla. La primera versión creo que data de 2017, hace casi 5 años. El diseño está ok en mi opinión, en aquella época estaba trabajando en el que era mi segundo trabajo serio como ingeniero junior en una compañía de Seattle que tenía oficinas en Valencia, donde aún vivo. En aquella época era muy diferente a como soy ahora.

Echar la vista atrás me trae varios recuerdos aunque el que más recuerdo es despertarme en el apartamento vacío de mi novia con una mañana por delante sin nada que hacer, ya que no empezaba a trabajar hasta mediodía. Para tener sincronía con Estados Unidos trabajábamos de mediodía a las nueve de la noche. Duré 6 meses haciendo ese horario. Es increíblemente agotador aunque, sorpresa sorpresa, en julio de 2020 empecé a trabajar para una empresa de Washington DC con el mismo horario. Misma historia, diferentes resultados.

Había muchas cosas buenas en aquella compañía, pero creo que había también muchas cosas que mejorar y que no cambiarían (si es que han cambiado) hasta mucho tiempo después. La gente era genial, los proyectos eran interesantes, las tecnologías, aunque en parte desactualizadas, estaban muy bien escogidas y el ambiente era increíblemente sano.

Esta web, su concepción, nació en aquel momento, en el que necesitaba exponer al mundo quién era más allá de LinkedIn o Twitter. Necesitaba demostrar lo que sabía hacer, como lo sabía hacer... y eso hizo que fuese imposible. Webs en HTML+CSS plano, Angular, GatsbyJS, webs basadas en markdown... todo para terminar con un WordPress con un builder. ¿Sabéis por que? porque en software, el scope es jodidamente importante, no sacarte la chorra delante de tus amigos.

Over-engineering will tear us apart

Quería demostrar con mi web que sabía hacer lo que sabía hacer. Como quien en 2004 se compraba un Citroën Xsara y le ponía un pepino de equipo de música, unos alerones, neones, llantas, lunas tintadas (como en Need For Speed Underground 2) y demás para desfilar por Spook haciendo trompos, yo quería demostrar que era alguien más con una web ultra-fast en una tecnología con 5 stars en github y una infra serverless. No solo por tener una web, sino por tener una web hecha por mí mismo, programada por mí mismo, intentando que la gente viera en aquella obra un proyecto complejo, muestra de lo larga que tengo la lista de skills en mi LinkedIn. Mira, me mato.

A mi yo de 2017 le diría que se comprara un hosting con 5 pavos, se montase un WordPress y pusiera "Ingeniero informático, para más info 50€ la hora". De verdad, el over engineering de una tarjeta de visita me provoca la misma ira homicida que a Patrick Bateman. No es necesario. Un buen ingeniero busca la opción más fácil, extensible, escalable, fácil de actualizar y, sobretodo, intenta delegar toda la complejidad que puede en agentes externos especializados. Nadie intenta montarse su propia infraestructura hoy en día si no factura miles de millones al año. Con una web personal pasa exactamente lo mismo.

No pasa nada por montártela tu, es perfectamente asumible si quieres aprender, romper brazo, o probar tecnologías, perfecto, ¿pero lo harías con un proyecto en producción? ¿confiarías en tu propio motor de blogging para vendérselo a una empresa? en mi opinión es un redflag que alguien senior tenga una web con sus propias movidas en 2021. Hay miles de soluciones que no pasan por wordpress pero que son asumibles y fáciles de implementar. Son rápidas, limpias y fiables.

Estaba ciego, pero ahora veo.

Leave a comment
1 4 5 6