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La movida (de irnos a Bruselas) 8: Desembarco
4 de febrero de 2023

La movida (de irnos a Bruselas) 8: Desembarco

Hace una semana que llegamos a Bruselas. Y no hemos parado. De hecho, el miércoles pasado, día 25, empezó lo más duro de la mudanza: movernos a otro país, traer a nuestros gatos y establecernos en el piso. Solo llevamos una semana, aún faltan dos días para que lleguen nuestras cosas, vivimos con lo mínimo… por no tener ni siquiera tengo batidora de mano para hacer cremas. En fin.

Llevo días queriendo escribir y publicar esta entrada… pero es que no ha habido un hueco. La estoy escribiendo en la aplicación Notas del iPhone. El miércoles pasado, después de tirar la cama y trabajar en el suelo empezó la odisea de venir a Bruselas con dos gatos y la ropa justa para sobrevivir.

Dormimos en casa de nuestro amigo Shafik y al día siguiente bien temprano fuimos a dar las llaves y recoger a nuestros gatos. Después de casi 1h para darles la medicación para que no se murieran de miedo en el vuelo, nos dimos cuenta de que aún había muchas cosas que recoger y tirar. Fuimos deprisa y corriendo llenando bolsas y bajándolas al contenedor y de camino nos encontramos a la casera que contra todo pronóstico era puntual.

Nos dijo que la casa estaba allá por que había alguna mota de polvo por ahí y obviamente le paramos los pies. Hemos aguantado goteras, obras, ascensor de mierda y su condescendencia de señora votante del PP durante 4 años y siempre hemos pagado así que no puede quejarse. La administradora que también vino a la entrega de llaves nos dijo “no os rayéis, el piso está perfecto y recibiréis la fianza entera”. Así lo esperamos, sobretodo cuando ha subido el precio de ese piso ruinoso un 40%. En fin, es el mercado supongo. Tener goteras y pagar 1400€ es lo normal.

Se fueron, cogimos a los gatos, vaciamos las maletas un poco dejando cosas en el coche (qué allí sigue aparcado) y nos subimos a un taxi. Quedaban 2 horas para que despegara el avión. A la llegada al aeropuerto, los gatos no estaban demasiado nerviosos. La medicación había hecho efecto.

Al pasar el control de seguridad pedimos que no nos los hicieran sacar y vino la guardia civil a pasarlos dentro del trasportin personalmente por el arco y más tarde hacerles las pruebas antidrogas. Dos guardias civiles y tres guardias de seguridad verificando que no estábamos pasando cocaína y descifrando si Unagi era un Maine coon o no. “No es Maine coon señora, solo está gordo”

Ok, hora de subir al avión. Cola para entrar, todo ok. Autobús que nos lleva al avión. Ok. Los asientos que hemos comprado nos los han cambiado por un error en la web. Not ok. Nos habían puesto en asientos sin el extra que habíamos contratado y, es un first world problem, pero cada uno eran 25€, llevar a cada gato son 50€ y además hay que sumar el precio del billete… no eran baratos y encima literalmente no cabían los pobres debajo del asiento de delante. El espacio extra era necesario. Cuando comentamos que habíamos contratado por la web asientos asignados con el extra de espacio, la controladora de Vueling, dos asistentes de vuelo y el capitán hicieron un corrillo alrededor de mi móvil viendo qué hacían con nosotros. Se dieron que cuenta que los asientos originales estaban vacíos. No había nadie sentados en ellos así que movieron a un par de personas y nos sentaron a los dos en la ventanilla.

Todo este lío es porque la web te deja seleccionar asiento cuando llevas mascotas y en teoría el check-in lo haces en el aeropuerto y son asientos asignados que solo pueden ser ventanillas y con una distancia de 6 filas con otra mascota. Esto nos lo comentaron varias veces asistentes de vuelo haciendo hincapié en la buena fe de la compañía. Señor, ya le he gritado a mi ex casera porque no quería darnos la fianza después de todas las mierdas que nos hemos comido en su piso, llevo a mis gatos histéricos y estoy en medio de una mudanza a otro país. Déjeme en paz ya.

Llegamos a Bruselas. Taxi y al hotel. Dejé a Kalte con los michis y me fui corriendo a recoger las llaves. Eran las 16:40 y había quedado con la casera a las 17. Tram y para allá.

La verdad que es muy maja. Saluda siempre que la veo. Aunque no la he vuelto a ver.

Me volvió a invitar a te y chocolate belga, me explicó todo del barrio, los contadores, el gas, las llaves, la entrada… me dio consejos, me recomendó tiendas y me avisó para cuando pidiéramos la lavadora. Todo muy guay.

Esa noche dormimos del tirón y sin cenar. Al día siguiente teníamos que levantarnos pronto porque venía IKEA a las 10 de la mañana. Nos pasamos el viernes entero montando la cama, dos sillas y la mesa. Lo mínimo para sobrevivir y poder comer/dormir/trabajar.

Los siguientes días fueron por suerte más tranquilos. El sábado fuimos a comprar utensilios para poder comer en casa y el domingo fuimos a comer casa de mi prima y a recoger las maletas que dejamos en enero en el viaje para buscar piso.

Esta semana ha sido tranquila. Hemos estado viviendo con lo que teníamos, trabajando, dando de comer a los michis y dándonos de comer a nosotros. Hemos estado probando todo lo de la casa, desde calefacción a cómo se abren las ventanas y de momento salvo tonterías todo muy bien. No hemos tenido mucho tiempo para descansar y hemos estado abrazando el horario europeo de dormir a las 22:30.

Ahora tenemos que bajar el nivel de estrés. Hemos estado dos meses al 100% y ahora se nos hace raro tranquilizarnos y no hacer nada. Se nos hace complicado concentrarnos en nada o pensar en algo cíclicamente para ver qué sale bien. Escribo esto de camino a IKEA a comprar un sofá y una cama para invitados. En mi pueblo hoy celebran el día 4 de las fiestas patronales y es el cumpleaños de Javi. El lunes traen todas nuestras cosas y ya nos han advertido varios que o vamos de policías de la calle con el vado temporal o los coches ni se mueven porque son todos unos gilipollas y la policía no hace absolutamente nada. En fin. Esperemos que no. Necesito mi batidora de mano.

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La movida (de irnos a Bruselas) 7: Waterloo
25 de enero de 2023

La movida (de irnos a Bruselas) 7: Waterloo

Escribo esto sentado sobre la última pieza de lo que eran nuestros muebles. Ahora mismo están en un lugar mejor: un guardamuebles esperando ir hasta Bélgica. Tenemos casa, mañana volamos hasta Bruselas y estos últimos tres días hemos vivido con lo mínimo. Ni siquiera almohadas.

Es el último empujón. No voy a hablar del alivio que supuso que la empresa de mudanzas se llevara todas nuestras cosas o de haber desmontado y bajado la cama, ni siquiera de lo bien que se están portando los gatos ahora que los estamos medicando para no morir de estrés. No quiero pensar en todo lo que hemos hecho porque entonces recuerdo el cansancio, el dolor de cuello y que se me ha dormido el culo y la pierna por estar trabajando 4h en el suelo.

Nos queda nada: tirar bolsas de basura enormes, pasar por el ecoparque, devolver la escalera de 6m (gracias Vicente) dormir en casa de un amigo (gracias Shafik, you da man) y mañana entregar las llaves y llevarnos los michis y nuestras maletas a Bélgica.

Esta semana hemos trabajado un par de días en Tiovivo creativo con unos sitios prestados en el que fue nuestra casa profesional hace un tiempo y en el que dimos forma a la idea del nuevo Dunkelheit & Draper cuando la pandemia empezaba a devolvernos la esperanza. Llevamos toda la semana comiendo y cenando fuera o sobras, cosas fáciles de preparar o que venga en forma de sobres.

El sábado pasado nos juntamos con algunas de las personas más especiales que hemos encontrado en la capital del Turia aunque llevamos dos meses despidiéndonos de mucha gente. Ni siquiera pude ir el jueves pasado o el martes a despedirme de los compañeros de la escuela de tenis, auténticos maquinarias.

Quizás el cansancio se base en que llevamos casi dos meses preparando toda esta movida y en una película ya no hay mucho sitio para que los protagonistas aprendan nada. Ya hemos llegado a la parte de la película donde todo acelera y pasa muy rápido y donde el ritmo se vuelve frenético y no hay diálogos, solo los protagonistas yendo de un lado a otro como si lo que quedase fuese fácil y el final estuviese ahí a la vuelta de la esquina. La realidad no es así.

Mañana empieza Waterloo.

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La movida (de irnos a Bruselas) 6: El 26
20 de enero de 2023

La movida (de irnos a Bruselas) 6: El 26

Al final, por un cúmulo de ruegos, cartas bien re-escritas por una IA y un casero comprensible podremos coger las llaves el día 26 a pesar de no tener ni dónde caernos muertos ese día. Habrá noche de hotel, pero no una semana entera.

Hoy es 20 de Enero. Es el día oficial de La Oreja de Van Gogh que para quien no lo sepa es una de las mejores creaciones que ha dado el ser humano y específicamente Amaia Montero. También es el día en el que nos hemos vuelto a poner manos a la obra con las cajas, las bolsas de ropa y el agobio. El lunes llega el camión de la mudanza, mañana comemos con amigos y en menos de una semana estaremos en Bruselas recogiendo las llaves de nuestro nuevo apartamento. Todo correcto, la verdad.

Cuando enviamos el papeleo, nuestro casero nos respondió sorprendido con la velocidad a la que habíamos hecho todos los trámites: "sois unos cracks" habrá dicho en sus adentros. Y es que todo el mundo nos pintaba muy mal la burocracia de los bancos belgas pero en nuestro caso lo resolvimos todo en menos de 1h previo ingreso del dinero necesario. Todo salió bien, pero la semana que viene nos esperaba una semana de hotel con los michis que nos descuadra bastante el presupuesto, así que a Kalte se le ocurrió acudir con la gorra entre las manos a pedir como un chavalín de una novela de Oliver Twist.

Como yo era incapaz de escribir nada ya (después de rogarle a nuestra actual casera que madrugara el día 26 para darle las llaves) le pedí a Kalte que lo hiciera y ella, igualmente, se lo pidió a una IA. El resultado fue prodigioso:

"We are leaving Spain next Thursday the 26th. Due to the very limited availability of pets on each flight and the fact that we can no longer live in our current apartment after the 31st of January, we were forced to bring our cats along with us. Would it be possible to enter the apartment on the 26th? The request might be too much to ask for, but we were left with no choice. We can definitely arrange documents and payment for this period"

Que en castellano sería:

El próximo 26 de enero partimos de España. Debido a la limitada disponibilidad de mascotas en cada vuelo y el hecho de que no podemos quedarnos en nuestro apartamento más allá del 31 de Enero, nos hemos visto forzados a viajar con nuestros gatos. ¿Sería posible entrar al apartamento el 26 de enero? La petición puede ser pedir demasiado, pero no tenemos otra opción. Podemos arreglar los documentos y pago por este periodo.

Texto claro, correcto y formal. Yo nunca lo habría expresado mejor y, por si fuera poco, ha funcionado. Nos respondió y nos dijo "todo ok, sois de puta madre, me pagáis esos días y cero dramas loko". Parece una tontería pero a nosotros nos da mucha paz mental saber que cuando lleguemos podemos recoger nuestras llaves y pedir una cama en IKEA para que llegue al día siguiente y poder ya dejar a los michis que se acostumbren.

Queda poquísimo. Cerrar cajas, hacer maletas, despedirse.

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La movida (de irnos a Bruselas) 5: Évidemment
17 de enero de 2023

La movida (de irnos a Bruselas) 5: Évidemment

Tenemos apartamento, al menos virtualmente. Contrato firmado, papeleo a medias, dueña contenta, nosotros contentos. Quedamos ayer con ella y con el agente de la inmobiliaria y todo fue todo lo correcto que podía ir. Tiene una casa de rica increíblemente rica, nos invitó a té y chocolate y firmamos juntos el contrato. Nos dio las normas de la casa y enterró las esperanzas de mudarnos la semana que viene como teníamos pensado. Shit.

Parece una tontería, pero tener que entrar en la casa el día 1 de Febrero ha roto un poco gran parte del plan (el plan, un plan muy bien hecho y pensado) que habíamos garabateado hace ya dos meses. La mudanza viene a por nuestras cosas el día 23, el lunes que viene (eso sigue siendo parte del plan) pero todo lo demás ya está regular.

En primer lugar, llevarnos a los michis ya no es tan fácil como pensábamos, no hay vuelos que permitan mascotas porque hay un cupo muy limitado (2 o 3 animales por avión según compañía) por lo que el único vuelo antes del 31 de Enero (fecha final de nuestro contrato actual) es el 26 de Enero. No hay más vuelos y no podemos cambiar la fecha fin de contrato porque nuestra casera básicamente no nos deja. Así que el 26 volamos a Bruselas con nuestros michis para quedarnos ya allí.

Ese mismo 26, claro, tenemos que cerrar la casa, rescindir el contrato y entregar las llaves a nuestra actual casera y eso es otro movidote. Tiene que venir bien pronto para que nos de tiempo a ir al aeropuerto y eso de madrugar para que Dios te preste algo de ayuda no le va demasiado. Le dije a las ocho y media de la mañana y, claro, ella no va a madrugar, es consciente de "que todos tenemos nuestros problemas" pero es inviable levantarse tan pronto. Tengo claro que los rentistas no son de esa clase de personas que madrugan o trabajan, así que la convencí para hacer acto de aparición a las 10 y le dejé bien claro que a las 11 como muy tarde tenemos que salir para el aeropuerto. Mi madre dice que le dé las llaves a la administradora y ya está y casi que si, la verdad. Con suerte los michis estarán sanos y salvos y llegaremos a tiempo al avión y todo irá bien y aterrizaremos en Bruselas ese día tranquilamente.

Pero... todavía hay más.

Cuando lleguemos a Bruselas no tenemos sitio donde quedarnos. A casa de mi prima no podemos ir, una semana mezclando michis llevándose regular y con ansiedad hasta los topes con sus michis y estando todos nerviosos y molestos no se puede, por lo que ayer tuvimos que buscar y reservar un hotel pet friendly que no sea excesivamente caro. Por suerte, el NH Louise del centro de Bruselas admite mascotas y no cuesta un ojo de la cara.

En la reunión que tuvimos con la casera, intentamos que nos dejaran entrar antes, pero ella está empeñada en que el día 1 de Febrero a las 7 es cuando entramos en el piso. Todo porque, claro, tiene que venir el señor de l'etat de lieu (comprobación del estado de habitabilidad del apartamento) y no sabía el de la inmobiliaria si iba a poder venir mucho antes del 1 de Febrero. Al final viene el 24. Me mato.

En cualquier caso ya está todo firmado, así que no hay vuelta atrás. Ayer nos estábamos empezando a encerrar en un torbellino de "quizás", lamentos, y "deberíamos haber hecho" que no nos lleva a ningún sitio. Hay intentar una suerte de soluciones medio buenas que a la larga no nos cueste la salud o el bolsillo, hacer un poco de medios arreglos que hagan una mudanza entera.

Por lo pronto, hemos hecho todo el papeleo en esta mañana fría de Bruselas y con ello vamos presionar a la dueña para que nos deje entrar antes. Es posible que lo haga, nos ha dicho el de la inmobiliaria que es posible que nos deje entrar antes, pero quien sabe. Encima vamos a tener que ir con cuidado porque "évidemment" no podemos hacer la mudanza por la escalera aunque sea el segundo y es obligatorio alquilar un ascensor externo cuando el día 3 lleguen nuestras cosas. Sin la cama, claro, que tenemos que comprar y apalabrar para que la traigan el día 1 o 2 de Febrero. Muchas cosas en el aire. Joder, normal que me haya desvelado a las 5.

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La movida (de irnos a Bruselas) 4: La Bascule
14 de enero de 2023

La movida (de irnos a Bruselas) 4: La Bascule

¿Hemos jugado bien nuestras cartas? No lo sé. De hecho hasta el próximo lunes seguramente no sabremos realmente si hemos dejado de jugar. El caso es que después de unos intensos días parece que tenemos un apartamento apalabrado al menos y al que nos mudaremos en las próximas semanas. Ha sido rápido, y menos mal.

Aún a la espera de confirmarlo definitivamente, decidimos apostar por nuestra estrategia (el primero que nos cuadre intentamos cogerlo) y el primer día antes de comer ya estábamos haciendo una solicitud y después de comer otra. Fue rápido, pero es que empezamos a ver cosas raras y nos temíamos lo peor.

“La primera en la frente. Google nos manda a otra dirección, un compañero del chico que nos tiene que enseñar el piso nos ve y nos lleva al sitio en cuestión, y cuando nos lo enseñan tenemos que subir 3 pisos a pata porque no hay ascensor. El piso está guapísimo pero cuesta casi 2000€. Encima de un Uniqlo. En el centro. Sin ascensor. Ni lavadora. Terrible.”

Esta era la descripción que hacía del primer piso que veíamos. Un desastre, aunque el chico que nos la enseñó hablaba español y fue súper majo. Estaba en el centro de Bruselas, rodeados de tiendas de Inditex, sitios para turistas y encima de un Uniqlo... en fin, que huimos, aunque mantuvimos el contacto del agente inmobiliario por si acaso nos podía encontrar algo mejor (spoiler: no).

El segundo piso era el elegido antes de llegar a Bruselas. Lo tenía todo: tres habitaciones, baño, toilette y ducha, aceptaban mascotas y tenía ascensor (de esos sin puertas que dan un miedo que te cagas). Está localizado en Schaarbeek, un barrio que está muy bien y justo antes de verlo nos comunicaron que nuestra segunda opción preferida acababa de ser alquilada, lo que hizo que lo viéramos con aún mejores ojos. Lo único raro que pudimos encontrarle era lo referente a que las tres habitaciones estuvieran conectadas entre sí por puertas (???) pero lo pasamos por alto. Abrimos el móvil y empezamos a rellenar la solicitud en cuanto salimos del piso. La chica de la inmobiliaria nos comentó que ya había otra pareja interesada así que no había tiempo que perder, la sensación de urgencia que nos quería crear estaba haciendo efecto rápido.

Mientras lo rellenábamos nos dimos cuenta que teníamos el tiempo justo para comer algo sin gluten e ir a los siguientes dos que nos enseñaba el mismo agente. Estaba rellenando una carta de motivación loquísima en la que contaba que alquilar el piso me iba a curar el cáncer cuando llegamos a Chambelland para comer (parada obligatoria para todos los celíacos). Se me cruzaron los cables Carlos Style y pedí dos menús de desayuno a las 2 de la tarde. En fin, pa qué. Encima la pobre Kalte iba con una ampolla del tamaño de Cáceres en el pie así que íbamos un poco desesperados.

Salimos corriendo con el último bocado, llegamos tarde y tuvimos suerte que el chico de la inmobiliaria también. Pero mereció la pena la tortura. Nos enseñó un apartamento clásico, parte de una antigua casa señorial, con techos altos, papel pintado y mucho espacio. Al momento supimos que no era suficientemente caro como para no hacer una solicitud. Era un precio aceptable para estar cerca del centro, en la zona pija pija de Bruselas y con parques enormes y un montón de cosas alrededor. El anterior piso había quedado a la altura del betún. Inmediatamente nos vimos viviendo ahí y la solicitud a medio completar del anterior apartamento era en realidad todo lo que queríamos haberle dicho a este piso si lo hubiéramos encontrado antes.

Ya daba igual el resto de pisos. Esa tarde hicimos la solicitud para el apartamento y terminamos la otra en un intento por tener más de una opción en caso de que algo ocurriese. Es nuestro primer apartamento en la ciudad, no sabes por donde van a salirte las inmobiliarias o los caseros, así que es mejor cubrirse las espaldas y tener muchas opciones si tienes la suerte y el privilegio, como nosotros, de poder elegir. Al día siguiente teníamos más visitas y más apartamentos por ver pero, sinceramente, era más un trámite para asegurarnos tener un buen banquillo.

Lo extraño fue cuando la chica del piso de Schaarbeek nos contactó por teléfono para pedirnos 500€ y saltarnos a la otra pareja interesada. Nos quedamos un poco extrañados. Era la típica cosa que te dicen que no hagas nunca, pero que parece que a nadie cercano le ha pasado, un timo como una casa. No respondimos con mucha efusividad porque nos parecía tremendamente extraño, así que le dimos largas esperando que nos respondieran del piso señorial. Preguntamos a mucha gente y la opinión era unánime: no hacerlo ni locos. Hicimos caso.

Al día siguiente nos comentaron del piso señorial: todo ok. Los dueños habían aceptado nuestra solicitud y nos pidieron documentación. La chica del piso en Schaarbeek nos siguió acosando con los 500€ pero le dijimos finalmente que no era nuestro rollo y que estábamos a otros apartamentos. De hecho, ese día hicimos 4 visitas más, y nos quedamos con uno que también nos había gustado mucho (ya sabéis el dicho: hasta que el contrato de arrendamiento no está firmado, sigue visitando pisos).

Estaba lloviendo, era tarde y estábamos cansados. Tocaba descansar después de ir hasta Woluwe Saint Lambert para ver un chalet. Tenía humedades, las escaleras más empinadas de la historia y no estaba disponible hasta Marzo. Next. Por si fuera poco, Woluwe Saint Lambert es el típico barrio de chalets que parece una especie de urbanización o pueblo en el que nadie puede oírte gritar porque todo el mundo tiene hijos y se va a dormir a las 6 de la tarde. Cancelamos dos visitas más que teníamos el viernes en ese barrio. Nos quedábamos con la agenda que teníamos y el apartamento señorial era nuestra principal salida.

Al día siguiente, muy muy nerviosos, nos pusimos en contacto con el agente inmobiliario de la casa señorial. Estaban preparando el contrato y a las dos horas nos lo pasaron. Gracias a que tenemos una prima que ha visto más contratos que yo episodios de Los Simpsons, pudimos ver que iban de buena onda y que eran legales. Firmamos, lo enviamos y ahora toca esperar.

¿Todo ha salido a pedir de Milhouse? es posible. El apartamento en realidad se convirtió rápidamente en el mejor apartamento que podíamos esperar tanto por precio como por el apartamento en si: mucho espacio, suficientes habitaciones, único, cocina equipada, lavandería, sin ascensor... bueno, eso último es una mierda, pero es solo un segundo. Si nos pasan el contrato firmado y arreglamos el papeleo el lunes, es posible que solo quede la visita de un perito para verificar todo y que podamos decir oficialmente que tenemos un apartamento alquilado en Bélgica.

Está tan cerca que ya puedo oler las patatas fritas de celebración.

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La movida (de irnos a Bruselas) 3 - Brusealistas
10 de enero de 2023

La movida (de irnos a Bruselas) 3 - Brusealistas

Estamos en Bruselas. Hemos aterrizado en Charleroi, recogido el equipaje, cogido un bus, un metro y otro bus y estamos descansando antes de comenzar mañana nuestra operación Brusealistas: encontrar una casa en los próximos 10 días.

No es una casa cualquiera porque no es un país conocido. El miedo a que nos estén engañando o nos cuelen algo que no queremos o podemos permitirnos es alto, generando mucha ansiedad colateral, además que no conocemos mucho la ciudad y nos tenemos que defender en otro idioma.

En cualquier caso el proceso ya lo empezamos la semana pasada. Empezamos a llamar y contactar con diferentes anuncios y mañana ya tenemos varias visitas en varios pisos. El jueves también tenemos varias agenciadas y el sábado tenemos otra. No vamos a andarnos con rodeos: el primero que nos cuadre será el elegido porque ya hemos hecho una selección de posibles. No son pisos que nos enamoren, pero son pisos posibles: no se van demasiado de precio, están cerca de la comisión y no nos horrorizan. Las tres condiciones que hemos puesto como indispensables. No nos hemos flipado.

Si hace un año me lo dicen… pues a ver, no me habría sido muy extraño porque ya estaba haciéndome mis movidas en mi cabeza, llenando Google Maps de cositas para ver si veníamos, viendo qué escuelas de tenis hay en la ciudad y demás comodidades que disfrutamos en Valencia. Pero estar realmente aquí, preparados para salir a buscar casa, me ha dado algo de paz y ha rebajado mucho los niveles de stress que hasta ayer cuando terminé de empaquetar ropa no había empezado a notar. La mudanza no perdona a traidores.

Ayer estuvimos empaquetando y moviendo cosas, recordando qué hay que hacer, qué hay que tirar y qué nivel de ansiedad tenemos. Estamos en plena transición de una ansiedad sana pero sepultadora a una más ilusionante. La ilusión de un nuevo hogar nos activa pero a su vez nos hace más desconfiados y temerosos. Es la ansiedad ante lo desconocido, más bien un miedo o preocupación a la que está unida de forma inseparable.

En fin, cero dramas: mañana visitar pisos, practicar francés e inglés, negociar contrato, precio, ver si todo tiene su calentador, su calefacción y su lavadora y si estamos a menos de 10km de la oficina de Kalte. Empezamos Brusealistas.

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La movida (de irnos a Bruselas) 2: Cajas, prioridades y listas
7 de enero de 2023

La movida (de irnos a Bruselas) 2: Cajas, prioridades y listas

La calle en la que vivía Kalte cuando nos conocimos y en la que viví con ella unos meses

Después de veinticinco cajas, varios días tirando cosas, transportando muebles y vendiendo objetos que nunca volveremos a usar, tenemos un problema de prioridades. Bueno, yo lo tengo. Cuando ya hemos casi vaciado todo y nos hemos deshecho de todo lo que hemos podido, estamos viendo la luz al final del túnel pero a la vez hemos dejado muchas cosas a punto de terminar pero sin finalizar lo que crea muchos frentes y mucha dificultad para enfocarse en algo.

El viernes pasado cargué el coche con bolsas de ropa, una televisión, cajas y muchas cosas para dejar en el pueblo y, cuando miré hacia el apartamento, parecía que no habíamos quitado nada. Ahora mismo solo hay un montón de cajas amontonadas en el salón, y un par de muebles que nos queremos llevar pero no tenemos la sensación de estar cerrando frentes, solo abriendo más.

¿La ropa? Casi terminada de recoger, dar y guardar. ¿El estudio? al 99%. ¿La cocina? queda solo lo que necesitamos para vivir. ¿El baño? con las bolsas de aseo y tres cosas más. ¿Los muebles? solo queda sofá, cama y una Kallax rota. Tenemos una sensación extraña, fruto de la combinación de una sensación de haber terminado casi todo y aun tener muchas cosas por delante que desconocemos, una sensación de falta de control que me consume un poco cada día.

Cuando miro el apartamento veo un montón de cosas que pueden estar terminadas pero que o no lo están al 100% o tengo miedo a que haya algún vicio oculto. Es una sensación horrible, el martes partimos a la búsqueda de un piso en Bruselas y parece que nos dejamos muchas cosas para hacer aun.

El otro día nos sentamos e hicimos una listas con las cosas que hay que hacer. Retiramos la cortinas, descolgamos los estores y vimos que había más agujeros que tapar. Recogimos ropa, los armarios y vimos que había que pedir una caja-armario para los abrigos. Encontré una caja que se me había olvidado y le llevé a mi madre un montón de tarros de cristal. Ahora mismo confío toda mi estabilidad mental a esa lista de cosas por hacer. Recogimos casi toda la terraza, hemos tirado un montón de cosas pero tenemos que empezar a tachar cosas de la lista y empezar a marcar prioridades, no solo cosas por hacer.

Quizás haya que empezar a priorizar habitaciones e ir cerrando, por ejemplo la terraza, la cocina, el salón o el estudio. Ir cerrando estancias hará la casa más pequeña y quizás la sensación de una mudanza a medias y una casa aun demasiado viva vaya desapareciendo. Quizás es que enterrar el sitio donde hemos pasado los últimos cuatro años con una pandemia de por medio sea bastante más duro de lo que creíamos. Quizás el no tener un sitio al que ir todavía no nos haga ver que hay luz al final del túnel y seguimos viéndolo todo como un pozo de tareas no finalizadas. Quizás tengamos un problema con dejar cosas a medias o con aceptar que hay cosas que no hemos terminado y vivir con ello.

Muchos quizás. La realidad es que estamos también atentos a las webs inmobiliarias de Bruselas, mandando emails, llamando y reservando y eso nos da un poco de ansiedad pero un poco de contexto. En unos días estaremos viendo apartamentos en los que instalarnos dos semanas después, quizás inmediatamente. Tenemos mirada una cama de IKEA a la que acudir cuando firmemos el contrato y ya tenemos los papeles de los gatos para que vuelen con nosotros. Ya comenté en otra entrada el plan que teníamos. Es posible que en Febrero pueda estar en las fiestas de mi pueblo y viajar a Bruselas definitivamente el día 6.

Pero todo está en el aire. Prioricemos lo más terrenal: terminar cajas, vender muebles, buscar casa. Mientras, he hecho una lista de Spotify para conseguir un plus de oxitocina cuando me quedo sin papel de burbujas o cuando descubro algo más que tengo que llevar al pueblo. Otra de esas listas a las que me agarro para mantener mi estabilidad mental a raya.

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La movida (de irnos a Bruselas) 1: El plan
2 de enero de 2023

La movida (de irnos a Bruselas) 1: El plan

Una foto sin procesar de un viaje a Berlín en 2017

Lo hemos explicado muchas veces ya. Primero a familia, luego a amigos y ya hemos acabado explicándoselo hasta a las cajeras de Mercadona o al electricista: nos mudamos a Bruselas, a finales de enero, con nuestros gatos y algunos muebles. No tenemos piso, nos quedamos en casa de mi prima y no vamos a echar de menos las fallas. En fin, que vengo hoy a contar la movida.

Noviembre estaba siendo un mes movido, mucho. A principio de mes nos escapamos a Paris durante 10 días para unas merecidas vacaciones que aun no habíamos disfrutado. Al volver a Valencia, estuvimos un par de días en nuestra casa y volvimos a coger un avión para aterrizar en Bruselas porque Kalte tenía que atender diferentes temas de trabajo. Solo estábamos unos días en la capi y aunque estuvimos trabajando pudimos ver cómo podría ser vivir y trabajar a diario allí. Porque sí, sabíamos que podía pasar desde hace meses aunque veíamos la posibilidad bastante remota.

Lo cierto es que Kalte lleva meses esperando que le comuniquen si finalmente la movían de trabajar en remoto absolutamente a trabajar allí presencialmente en formato híbrido. Ha pasado pruebas, entrevistas y burocracia pero, finalmente, y después de un proceso larguísimo y cuando acabábamos de volver de Bruselas, le comunicaron que en Febrero tenía que empezar a ir a oficina (yaaaaay).

En el momento que supimos la fecha, nos pusimos manos a la obra: empresas de mudanza, calendario, fechas, qué nos llevamos, qué dejamos, qué vendemos, se lo decimos a la familia, se lo decimos a amigos, hablamos con mi prima que vive allí, hablamos con la veterinaria para llevarnos a los gatos, vemos el papeleo necesario, hablamos con asesores...

Por mi parte, yo puedo seguir trabajando sin problema (al final sigo siendo un trabajador en remoto para una empresa en USA) facturando y tributando en Bélgica. He de conseguir la residencia y darme de alta allí, pero obviamente he contactado con un asesor para que se ocupe de todo el papeleo.

En aquellos primeros días tras conocer la noticia, Kalte y yo nos sentamos a diseñar un plan para mudarnos a Bélgica sin que fuese una puta locura (o al menos una tortura enorme). Después de darle vueltas y entender que teníamos que hacer una mudanza internacional, encontrar apartamento personalmente, seguir viviendo aquí casi dos meses, pasar navidades y continuar trabajando todo este tiempo, decidimos llevar a cabo nuestro plan en tres fases:

La primera fase del plan es la más agotadora pero la más sencilla: adelgazar y empaquetar la mudanza. En primer lugar seleccionamos lo que necesitamos para vivir y trabajar desde el primer día. Las cosas que pensábamos renovar en poco tiempo (en nuestro caso sofá, cama y colchón) las quitamos de ese grupo. Luego seleccionamos cosas que queríamos mantener (libros de consulta, videoconsolas, tocadiscos...). De todo lo demás, había muchas cosas que no nos podíamos llevar pero queríamos mantener y otras que simplemente eran de nuestra familia. Todas estas las metimos en una furgoneta y las llevamos de vuelta a sus respectivas casas para quedarse allí o esperar a que nos las pudieran enviar. El resto de cosas que nos quedaban las hemos ido vendiendo o tirando.

Ahora mismo, esta parte del plan está al 90% diría yo. Muebles que nos quedan por vender/dar/tirar son simplemente unos tableros, las sillas de escritorio, la cama, el colchón, el sofá y una estantería. Bueno, no son tan pocas, pero lo único que pensamos vender son las sillas, el sofá y la estantería, el resto se van al vertedero. Hemos tirado ingentes cantidades de cosas (y aun queda) y los viajes en furgoneta fueron increíblemente agotadores, sobretodo el hecho de transportar muebles antiguos, pero esa fue la tarea más compleja.

En el otro lado de la balanza están todas esas cosas que nos queremos quedar y llevar a Bruselas. Aquí hay de todo: ropa, electrónica, standing desks, peladores de verdura... Hay muchas cosas que nos vamos a llevar, más de las que esperábamos, pero es que la mudanza nos va a costar lo mismo por unas cajas más. Ahora mismo llevamos 22 hechas y nos han presupuestado 30. Estamos cerca, nos queda una caja de cocina (porque tenemos que seguir cocinando y comiendo) y algo de ropa y aseo (de nuevo, lo mismo). En cualquier caso, esta fase está casi finiquitada.

Mañana empieza la fase 2 del plan: encontrar un hogar aka BRUSEALISTA. La semana que viene volamos a Bruselas para dedicar 10 días a encontrar una casa o apartamento en el que vivir. Por suerte podremos quedarnos en casa de mi prima que es super guay y nos está ayudando una barbaridad a cambio de hacer de chóferes cuando estemos instalados allí y tengamos el coche en el país ya. Pero volvamos al plan.

Esta semana estaremos llamando y concertando visitas para la semana que viene (de miércoles a viernes) para llegar y ponernos a visitar casas como locos. Asimismo la semana que viene concertaremos citas para la siguiente. Durante el último mes hemos estado quemando las webs de inmobiliarias de Bruselas en búsqueda de buenas oportunidades y tenemos una lista de unos 50 pisos para visitar que estamos priorizando (disponibilidad, localización, precio...). Con el nuevo año han salido buenos pisos así que no es de extrañar que encontremos casa en esos días.

Cuando tengamos la casa, hayamos firmado el contrato de alquiler y hayamos depositado la fianza y el primer mes, tendremos que hacer una serie de trámites para que la fase esté casi completada: primero tenemos que conseguir la residencia (que es simplemente registrar el empadronamiento en la comuna local) y luego tendremos que abrir una cuenta bancaria en un banco belga. En mi caso, además tengo que contactar con mi asesor para iniciar los trámites para establecerme en Bélgica como trabajador autónomo.

En este punto, la fase estará completada al 90%, pero faltan un par de cosas. En la primera fase comentamos que había algún mueble que necesitamos para vivir pero que no nos llevamos porque los íbamos a renovar. Pues bien, en Bruselas casi todos los pisos están sin amueblar, lo que significa que tendremos que renovarlos a la fuerza. Tendremos que correr a un IKEA a comprar una cama y un colchón con su correspondiente ropa de cama para poder empezar a dormir cuando volvamos, porque, como bien he comentado, solo estaremos 10 días.

Cuando hayan pasado los 10 días y la fase esté completada, lo que haremos será volver a España para que comience la última fase del plan: pirarnos aka LEAVE. El 23 de Enero la compañía de mudanzas se lleva todas nuestras cosas. En principio, es posible que el 25 todas nuestras cosas estén ya en la puerta de nuestra nueva casa. Eso quiere decir que nosotros tendremos que volar de nuevo de Valencia a Bruselas el 24/25 de enero para poder recibir la mudanza en nuestra nueva casa o, en el peor de los caso, dejar las cosas en un guardamuebles durante dos semanas. Dejaremos el coche en España, volaremos a Bruselas, recibiremos la mudanza y nos instalaremos.

Esta última fase es aun difusa, porque dependemos del factor casa de la fase anterior. Si no conseguimos casa se complicará la cosa porque el 31 de Enero como tarde entregamos las llaves de nuestra casa actual. En cualquier caso, nos podemos quedar en un AirBnb unos días más en Bélgica y nuestras cosas en un guardamuebles a la espera de conseguir un apartamento en Febrero. También nos podríamos quedar más tiempo con mi prima y nuestros michis o arreglar alguna otra cosa. Hay planes B y C. Pero el plan A tiene buena pinta.

Es increíble lo complejo que es hacer una mudanza así. No por el hecho de la mudanza en sí, sino porque hemos tenido que estar planeando como vivir durante dos meses, planificando qué empaquetábamos cuando o qué era necesario y qué era simplemente un adorno que no importaba empaquetar ya. Aun así, después de un mes haciendo cajas y tirando cosas, creo que lo hemos hecho muy bien: solo quedan unas pocas cosas y en las próximas semanas apenas vamos a estar tiempo en Bruselas.

Ahora tengo una sensación constante de falta de control sobre lo que queda por hacer, empaquetar, tirar o gestionar que no me deja dormir muy bien (ni siquiera en el maravilloso fin de semana de fin de año que hemos pasado en la campiña valenciano-turolense) pero para ello hemos tirado de listas to-do en Notion para tener constancia de cualquier cosa que se nos pueda escapar. Al final lo peor que puede pasar es que tengamos que tirar muebles que queríamos vender. Y ya ves tu que drama, si ya hemos empaquetado los peladores de verdura.

@digitallybaffled Completing the plan #productivity #animation #productivityfail #brainnotworking ♬ original sound - digitallybaffled
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You only move thrice
31 de diciembre de 2022

You only move thrice

Como la ropa sucia que dejas que se amontone en una silla en una esquina de tu habitación, yo he dejado así un poco el blog este 2022. Pero reconocer los errores es de sabios (o algo así dicen) así que yo he venido a solventarlo con una última entrada sobre la bocina de 2022, ya prácticamente muerto y en descomposición.

Tenía una oportunidad perfecta para documentar todo el proceso y dejar constancia sobre el tema, pero en su lugar me he dedicado a bañarme en contemplación y movidas. En cualquier caso, el hecho es que en menos de un mes estaremos instalados en Bruselas. Con suerte.

Si el que lee esto me siguiese en Mastodon o Instagram, habrá leído que he estado hablando de vez en cuando de las incomodidades de mudarse o la cantidad de cosas que tenemos que vender para sacar un pico que tape alguno de los agujeros que nos está haciendo el proceso en si. Mudarse es difícil, hacerlo internacionalmente con navidades en medios está siendo un suplicio. Por suerte, vemos la luz a través del túnel (porque sino no sería un túnel, sería un pozo).

Hemos dedicado noviembre a hacer cajas y vender muebles y objetos que no tienen cabida en la que va a ser nuestra nueva vida en Bruselas. También ha pasado que llevamos tiempo queriendo cambiar algunas cosas y necesitamos renovarlas. En ese caso tampoco ha habido Merced y se ha ido todo a Wallapop o al portal a la espera de la recogida de muebles del 010.

Las primeras cajas que hicimos fueron las de nuestro estudio: libros, cámaras analógicas, algún cachivache que teníamos por encima de la mesa y demás artilugios que ya no usábamos pero nos negábamos a tirar. Después vinieron las cajas con electrónica, y empezamos a quedarnos sin comodidades sin importancia como videojuegos o alguna consola. Luego vino la ropa, con la que tuvimos que empezar a elegir qué queríamos dar, que queríamos mandar a Bélgica y qué considerábamos vital para seguir poniéndonos. Estábamos entrando en terreno pantanoso. 

Llegaron las navidades y ya habíamos vendido, guardado en casas de parientes o tirado una enorme cantidad de muebles desnudando nuestra casa durante 4 años. En este punto tuvimos que cerrar una fecha con la empresa de mudanzas. Y la ansiedad se intensificó. A falta de 10 días para irnos a Bruselas a buscar una casa y menos de un mes para que llegue el día M de mudanza, estamos continuamente evaluando riesgos, costes, beneficios, afrontando miedos, incertidumbre, despedidas y refrescándonos con ilusiones, esperanza y posibilidades.

Podría haber documentado todo el proceso y haber hecho un seguimiento exhaustivo de cómo iba todo, pero decidí abrazar el presente de la ansiedad positiva, esa que viene de un cambio inminente pero positivo. Es una sensación extraña y prácticamente olvidada debido a la cantidad de ansiedad que en los últimos años han inundado mi vida. Saber diferenciar la normal y coherente de la creada y sostenida sobre falsas creencias es de las mejores cosas que me quedo de los últimos años.

LMAO lo que he escrito. Acabo de volver a esto a las 9 de la noche del 31 y todo siendo demasiado intenso pero es demasiado tarde para rectificar. En fin, que sea lo que 2023 quiera. A la mierda.

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Del Cabo de Gata a TikTok random
25 de julio de 2022

Del Cabo de Gata a TikTok random

Estamos en una conversación. Me estás contando algo increíblemente interesante. Tienes absolutamente toda mi atención sobre lo que me estás contando: tu viaje al sur. Mencionas el Cabo de Gata. Mi mente, en su afán de mantenerse en la conversación intenta conectar contigo de nuevo. Mencionas el mar de plástico y subir por Lorca hacia la región de Murcia. Pero ya es tarde.

Enlazo con un verano que pasé en Rodalquilar, un pequeño pueblo del parque natural donde hay unas minas de oro abandonadas, en donde se rodó una gran cantidad de películas como alguna de Indiana Jones, protagonizada por Harrison Ford que también aparecía en la trilogía clásica de Star Wars, serie de películas cuya terrible fandom tóxica ha hecho imposible volver a hacer películas decentes, es que si tengo enumerar la cantidad de fandoms tóxicas que hay, la mayoría integradas por incels que no tienen nada mejor que hacer, como los que llaman guarra a alguna amiga por no seguirle el rollo en Instagram, que algo tendría que hacer al respecto, pero claro, el money es el money, como en el TikTok de Chraetian en el que un bus era jugador del Real Madrid.

Procedo a enseñar el TikTok en cuestión con mucha ilusión y pierdo un amigo porque me doy cuenta que llevo varios minutos en mi viaje astral patrocinado por el TDAH y que un TikTok así solo empeora la cosa. No es culpa suya.

@chraetian

fichaje estrella del madrid: un autobús irizar

♬ sonido original - Christian Flores
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