drapergiggs.com

make software great again

No sé donde está nada
1 de abril de 2025

No sé donde está nada

En los últimos dos años me he mudado muchas veces. De Valencia a Ixelles, de Ixelles a Bruselas, de Bruselas a Saint Josse, de Saint Josse a Bruselas y de Bruselas a Molenbeek. Llegué a la conclusión el otro día de que son demasiadas veces. Han sido tantas veces que cada vez que abro una caja que no he abierto desde hace eones me encuentro algo que no sabía que tenía, necesitaba o había estado buscando meses atrás. Ha pasado varias veces en los últimos dos meses y he decidido rendirme y aceptar que no sé donde está nada.

¿El cargador de mi viejo iPod? He buscado por todas las cajas que tengo, ni idea. ¿Los cables o las púas de mi guitarra eléctrica? En busca y captura. ¿Mi viejo Chromecast? Este lo he encontrado hoy. Llevaba como dos años sin verle y si me pides que te lo saque ahora tendré que abrir probablemente 4 cajas hasta encontrarlo porque, aunque encuentre cosas, las tengo que volver a guardar y entonces vuelvo a olvidar donde las puse.

El otro día, mientras intentaba remediar esto colocando en una caja todo lo que encontraba relacionado con fotografía (unas cuantas cosas) me di cuenta de que en verano me traje de España una cámara Zenit que tengo pendiente arreglar. Terrible. Por si fuera poco, muchas cosas pueden estar en casa de mi ex. No recogí mis cosas de la mejor manera posible, lo hice rápido, con muchas cosas pre-seleccionadas y en 3 o 4 veces. Un desastre. Muchas cosas tendré que darlas por perdidas como unas láminas que compré en un festival de arte gráfico llamado Recreo en Valencia hace como 2 o 3 años.

En general lo tengo todo. Tengo en general toda mi ropa. En general todos mis aparatos. En general todos mis juegos y todos mis libros. Pero es en lo específico en donde me pierdo y no sé exactamente dónde está una mochila que compré en IKEA hace como 4 años.

Creía que la solución era desempaquetar todos los paquetes, vaciar todas las maletas, deshacer todas las bolsas. Pensaba que ahora que tenía tiempo para revisar, organizar y crear un mapa en mi memoria con todas mis cosas encontraría la paz mental que echo en falta.

No sé dónde están mis prints, mis gafas de sol, mi juegos de la Wii o mis otros dos cinturones. Tengo que aceptarlo. No sé dónde están mis cosas, no sé dónde está nada. A veces pienso que pueden ser los primeros síntomas de Alzheimer y que ahora que he leido a Nora Ephron yo también voy camino de olvidar quien soy, a donde voy o donde está el baño de mi propia casa. Espero que no.

Me cuesta vivir en esta era caótica en la que tengo y no tengo mis cosas a la vez. Pero estoy en el proceso de aceptación porque, no habiendo una solución clara a este problema, he de decir adiós a todo lo que no recuerde donde está, abrazar la incertidumbre y cuando abra un cajón y encuentre mi cuchillo bueno mirar al cielo y dar gracias al universo por este regalo.

Leave a comment
Mi ansiedad me mandó un DM y quedamos para tomar café, lo que pasó después no te sorprenderá
25 de septiembre de 2024

Mi ansiedad me mandó un DM y quedamos para tomar café, lo que pasó después no te sorprenderá

En la última entrada comentaba de pasada que en el rato que fui de la playa al mini market para comprar cosas de buceo sufrí un ligero ataque de ansiedad (o ataque de pánico). El caso es que esto es algo con lo que tengo que lidiar. La ansiedad y yo tenemos una relación duradera y próspera desde 2014. Ese año, llamé al 112 porque me dolía el pecho pensando que era un ataque al corazón y era simplemente que había estado todo el día imitando a Matthew McConaghey en “El lobo de wall street”. Desde entonces, con terapia y mucho trabajo, he ido resolviendo diferentes problemas y cuestiones que me provocaban ansiedad a lo largo de los años. Sin embargo, sigue ahí, acechando, a la espera de que mi salud mental y yo nos demos un tiempo para mandarmee un dm por ig para quedar y tomar un café a ponernos al día.

En mi caso es así. Tengo épocas en las que estoy perfecto. Puedo hacer deporte, viajar, cenar, estar con mucha gente, salir de fiesta y demás. Y luego, hay épocas en las que no puedo apenas ni quedar con amigos para ponernos al día. Es una ruleta suerte. Hay situaciones que me provocan un estado de ansiedad perpetua (como por ejemplo que alguien cercano fallezca) y situaciones que me provocan ansiedad pasajera (como mucha carga de trabajo). En el caso que nos ocupa (el ataque de pánico del otro día), llevo con un nivel de ansiedad alto durante meses, por culpa del trabajo y muchos cambios en mi vida que estoy intentando manejar lo mejor que puedo. Eso ha provocado que esté en alerta todo el tiempo que no estoy durmiendo. Estoy siempre a la espera de que me pase algo, ya sea un ataque al corazón, un derrame o algo así.

Ahora mismo llevo varios meses en este estado, y eso ha provocado que ahora en el trabajo tenga que escaquearme al baño a contar porque llevo sintiendo tericia durante horas en mi brazo izquierdo, por ejemplo. Es ansiedad, yo lo se, pero es que la ansiedad te hace pensar que no es ansiedad. Yo siempre empiezo con un control absoluto de la situación, cuando siento algo como un pinchazo en el pecho (leve, que no duele, es por la mierda de postura que tengo mientras trabajo) empiezo con un "Bueno, no pasa nada, es por esto y esto" y me tranquilizo. En un estado normal, esto quedaría ahí. En un estado de ansiedad perpetua, esto comienza a escalar "Oye, este pinchazo sigue ahí" poco a poco "Bueno, ahora encima estoy empezando a sentir mi brazo tonto" hasta que solo puedo pensar en ir al baño para controlarlo o dejar que me de un ataque al corazón para que mis compañeros de trabajo puedan llamar al 112 y probar el desfibrilador automático en mi.

Es así. Siempre estás pensando en todo lo que puede salir mal y no puedes relativizar situaciones cotidianas. A veces ni siquiera es algo grave, es simplemente que algo se ha torcido y tienes que rehacer planes mentales y en mi caso el otro día cuando sentía el dolor en el tobillo, mi plan de vacaciones se había ido al traste, tenía que ir al medico, cancelar clases de tenis y ver qué iba a hacer con lo que quedaban de vacaciones me provocó un estado de alerta y un ataque de ansiedad porque en un momento pensé que era algo mucho más grave. Hoy me duele pero mucho menos, es una contusión o una torcedura de tobillo leve. ¿Habría pasado lo mismo en una época en la que no esté con este nivel de ansiedad? definitivamente no, lo se, pero en este momento es lo que tenemos y me tengo que adaptar.

Ahora estoy mejor, he replanteado el viaje y hoy ha sido un buen día. Sin embargo, la ansiedad sigue ahí, siento su presencia, como un espectro recordándome todo lo que puede salir mal. Yo sigo hipervigilante porque mi ansiedad me mantiene alerta. Ojalá sirviera para algo más que para llenar entradas de blog con la misma historia.

Leave a comment